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CAMARENA: Ayer, como tantos otros días, estuve en Madrid. Al...

Ayer, como tantos otros días, estuve en Madrid. Al paso por Gran Vía, escuchaba en la radio la recógida de firmas que había efectuado el PePe, el día anterior, en la Calle Preciados. Me dije ¿por qué no paro y me informo, en vivo y en directo, de lo que trata el asunto?. Aparqué el coche en el parking de Callao y me fui a Princesa. Al final de esta calle, cara a la Puerta del Sol, se encontraban un grupo de personas, de edad media entre 65 o 70 años, discutiendo con una señora que pasaba por allí de su misma edad, en algo no estarían de acuerdo con lo que la mujer decía, por el tono en el que la gritaban la inmensa mayoría. Me acerqué y comprobé que el grupo escondía entre sus ancianos cuerpos un chiringuito para la recogida de firmas, compuesto de uno de los grandes tiestos que hay en esta Plaza, papel y boli.
Mi curiosidad, cada vez, se hacía mayor ¿será este emblemático sitio donde están recogiendo las firmas los del PePe? Efectivamente, así era. Me colé entre la multitud y me dispuse a leer lo que allí se pedía. Decía: TODOS TENEMOS DERECHO A OPINAR. Cuando me disponía a escribir la mía, alguien me dijo: “No, esto es sólo para firmar y poner tu nombre y DNI”. Entonces le contesté: “Pues no es lo que pone en el encabezado del papel, señora”. Resulta que estaban pidiendo una opinión previamente opinada, a lo que tú lo único que tenía que hacer era firmar por si estabas de acuerdo con esa opinión. Lo que realmente me sorprendió más, es las ganas con que la gente leía lo que allí ponía: NINGUNA. De hecho, estoy seguro que ni siquiera podían ver lo que estaba escrito. Me consta que, muchas señoras, se esforzaban en leerlo, pero su cansada vista no les permitía tal fin. Pero ellas y ellos firmaban y firmaban. Todo amenizado en un ambiente de discordia y discusiones encaminadas a temas que nada tenía que ver con lo que allí se firmaba. Hablaban de la guerra civil, de los rojos y fachaas, etc.
¿Miedo? Pues sí, en este entorno, pasé miedo. Recordaba lo que me contaba mi abuelo. Lo mal que lo pasó en el bando de Franco, haciendo lo que se le pidió a primos, amigos, conocidos y desconocidos. Realmente pase mucho miedo. Eso es lo que no quiero.