Hablando de lugares y sensaciones:
Me gusta ese Añover vigilante en las modestas alturas de sus cerros. Desde él se divisan con cierto privilegio llanuras castellanas, como las que alimentaron el espíritu de Don Quijote, claras o brumosas en la lejanía, de horizontes hechos para el soñador.
Me gusta ese Añover vigilante en las modestas alturas de sus cerros. Desde él se divisan con cierto privilegio llanuras castellanas, como las que alimentaron el espíritu de Don Quijote, claras o brumosas en la lejanía, de horizontes hechos para el soñador.