La Rosa, SANTIUSTE

A UNA ROSA
Rosa divina, que en gentil cultura
Eres con tu fragante sutileza
Magisterio purpúreo en la belleza,
Enseñanza nevada a la hermosura.

Amago de la humana arquitectura,
Ejemplo de la vana gentileza,
En cuyo ser unió naturaleza
La cuna alegre y triste sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa, presumida
soberbia, el riesgo de morir desdeñas,
y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias señas!
Con que con docta muerte y necia vida,
Viviendo engañas y muriendo enseñas.
La vida es como una rosa:
Cada pétalo es un sueño y cada espina una realidad.

J. J. C.
Aún nos asombra la efímera belleza de la rosa que sustenta su permanencia en la multiplicación de sus fugaces ejemplares y en versos tan perennes:

Oh tú mi bella rosa!
¡cómo olvidar tu rico aroma!
por los jardines en los que moras
siempre se cuelan las mariposas.

Blancas, rojas, someras,
defendidas como una bandera,
de amor, de aromas y futuro,...