Hola a todos. Soy Milú y solamente quiero hacer un poco de historia de la fiesta que todo el mundo llama en éste foro "de los quintos", pero que en realidad es la fiesta de la "Virgen del Pozo". En 1.973 el entonces párroco de. Juan Benito Somolinos trajo de Madrid una imagen de la Virgen para colocarla en el altar de la iglesia. Alguien, con muy buen criterio, propuso llamarla "Virgen del Pozo", ya que en nuestro pueblo no había ninguna advocación mariana. La imagen fué pagada mediante suscripción popular, y alguien, con muy buen criterio también, propuso celebrar su fiesta el último domingo de Mayo.
Fue entonces cuando los quintos (chicos y chicas que cumplen la mayoría de edad, no "chiquillos" como se les calificaba en algún comentario que por cierto ha desaparecido)aprovecharon la institución de ésta fiesta para organizar diversos actos que complementaran la celebración religiosa.
Recuerdo con nostalgia cuando se soltaban las vaquillas justamente en la era donde ahora está mi casa (antes de tener la plaza de toros) y las verbenas el viernes y el sábado por la noche en el frontón (hasta las tantas).
Por lo tanto, estamos hablando de una fiesta con al menos treinta y dos años de existencia. Y aunque con el tiempo está perdiendo en parte el interés que despertaba entre la gente del pueblo, bien es verdad que hay que agradecer a los quintos las ganas que han puesto en al menos conservarla. Y todo estaba previamente anunciado. Y todos estábamos invitados.
No estoy de acuerdo en muchas de las afirmaciones que se hacían en los primeros comentarios, que repito, han desaparecido. Supongo que serán fruto del "calentón" por no haber dormido bien una noche, con lo cual son disculpables.
Vivir en un pueblo no es solamente abrir la ventana por la mañana y escuchar los pajaritos cantando. Porque un pueblo no sale de la noche a la mañana como una seta; está donde está, tiene sus casas, sus lugares de interés, sus gentes que le dan vida, los antepasados de sus gentes que han ido dando forma a lo que ahora somos y tenemos. Y por supuesto, tiene sus cosas (llámense fiestas, costumbres, tradiciones, etc) que todo el mundo debe lo primero conocer y lo segundo apoyar. Porque un pueblo se construye con ladrillos de amistad, colaboración, generosidad, ayuda y comprensión. No metiendo el dedo en el ojo de quienes de una forma u otra trabajan y dedican su tiempo en éste caso a mantener una tradición.
Y por último a los quintos, un tirón de orejas: ¡NO HABEIS PUESTO EL MAYO!!!
Fue entonces cuando los quintos (chicos y chicas que cumplen la mayoría de edad, no "chiquillos" como se les calificaba en algún comentario que por cierto ha desaparecido)aprovecharon la institución de ésta fiesta para organizar diversos actos que complementaran la celebración religiosa.
Recuerdo con nostalgia cuando se soltaban las vaquillas justamente en la era donde ahora está mi casa (antes de tener la plaza de toros) y las verbenas el viernes y el sábado por la noche en el frontón (hasta las tantas).
Por lo tanto, estamos hablando de una fiesta con al menos treinta y dos años de existencia. Y aunque con el tiempo está perdiendo en parte el interés que despertaba entre la gente del pueblo, bien es verdad que hay que agradecer a los quintos las ganas que han puesto en al menos conservarla. Y todo estaba previamente anunciado. Y todos estábamos invitados.
No estoy de acuerdo en muchas de las afirmaciones que se hacían en los primeros comentarios, que repito, han desaparecido. Supongo que serán fruto del "calentón" por no haber dormido bien una noche, con lo cual son disculpables.
Vivir en un pueblo no es solamente abrir la ventana por la mañana y escuchar los pajaritos cantando. Porque un pueblo no sale de la noche a la mañana como una seta; está donde está, tiene sus casas, sus lugares de interés, sus gentes que le dan vida, los antepasados de sus gentes que han ido dando forma a lo que ahora somos y tenemos. Y por supuesto, tiene sus cosas (llámense fiestas, costumbres, tradiciones, etc) que todo el mundo debe lo primero conocer y lo segundo apoyar. Porque un pueblo se construye con ladrillos de amistad, colaboración, generosidad, ayuda y comprensión. No metiendo el dedo en el ojo de quienes de una forma u otra trabajan y dedican su tiempo en éste caso a mantener una tradición.
Y por último a los quintos, un tirón de orejas: ¡NO HABEIS PUESTO EL MAYO!!!