Me gusta mi pueblo. El problema es la nostalgia que siento por las personas que ya no están. Las añoro mucho. Fui muy feliz en mi infancia corriendo por sus calles. Jugando, en los dias frios de invierno con la nieve. En el verano yendo a merndar a las distintas fuentes que ya casi ni existen. Actualmente, disfrutando de los paseos por el pinar. La Fuente de la Pinilla supone para mi un remanso de paz, Sentada en sus mesas de piedra y oteando el horizonte me parece estar en un paraiso. Con ese verdor en los campos, los pinos los chopos, las encinas, las zarzamoras, incluso el AVE poniendo una nota de modernidad y alegría a su paso. No obstante, como he dicho antes, echo mucho en falta a mis personas queridas y desearía con todo mi ser que mi "disfrute" fuera el suyo. A pesar de todo me gusta ir y me alegra el cambio de habitantes que ha sufrido deseando que todas esas personas se integren plenamente y que el pueblo sea para ellos y sus hijos algo tan querido como lo es para mí.