Cuando hacemos los orejones en mi casa, mi madre siempre recuerda, cuando era chica y ayudaba a sus tios (Pablo y Pepa) a preparar estos dulces. Sus tíos no tenían hijos por lo que les ayudaban las sobrinas, mi madre y alguna de sus hermanas (mis tías). Dice mi madre que su tía Pepa amasaba un barreño de los de barro, bastante grande, hasta arriba, por lo que estaban haciendolos hasta altas horas de la noche. Y cuenta mi madre que algunas veces les quedaba masa para el día siguiente.
Su tío Pablo era el encargado entre otras cosas de preparar buena lumbre para poder freirlos.
Su tío Pablo era el encargado entre otras cosas de preparar buena lumbre para poder freirlos.