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DESASTRE QUIMICO EN SEVESO 1976 2º

Cinco días después de la explosión, Alicia cayó en erma. Las
grotescas erupciones que empezaron a brotar en toda la hermosa carita
llegaron como una terrible conmoción para su madre y su padre que,
junto con otras gentes del pueblo, no habían sido informa dos de la
extensión del peligro sobre su comunidad por un accidente químico.
Sólo después de que la familia fue evacuada de su hogar, la pequeña
Alicia, su hermana y su madre fueron internadas en el hospital
mientras su padre era puesto temporalmente en un albergue.

Con una máscara de gasa blanca cubriéndole la cara, excepto en las
pequeñas aberturas de ojos, nariz y boca, la condición de Alicia
empeoró rápidamente. Los efectos del cloracné estragaron su rostro,
dejándola en una extrema aflicción. Como primera víctima de la nube
de veneno, se convirtió en un conejillo de in dias humano, y fue
llevada de uno a otro hospital de Milán mientras los médicos se
hallaban perplejos res pecto a cómo tratar su extraña enfermedad de la
piel.

Se extrajeron muestras del tejido de su rostro para hacer pruebas de
laboratorio y ver hasta qué grado podía ser regenerada su piel. Los
horribles furúnculos desaparecieron finalmente, para reaparecer a
intervalos regulares, lo que es un síntoma común del envenenamiento
por dioxina. A veces, Alicia todavía tiene que usar esa máscara. Es
una experiencia penosa que agobia su mente a tal grado que ahora se
aterra siempre que una figura blanca en uniforme de hospital se
acerca.

Gianluca Bragiato, un niño de cuatro años, fue otra de las primeras
víctimas del desastre de Seveso. Después de dejar el hospital, su
madre todavía tenía que cambiarle las vendas que le cubrían la cara
dos veces al día. Cuando llegaban visitas al hogar de la familia, él
se apresuraba a esconder la cara en el regazo de su padre para ocultar
la vergüenza de su deformidad. Le aterrorizaba mostrar su cara a los
burlones compañeros de juego en el jardín de niños cercano y era
obligado a mantenerse muy lejos del sol, que hacía que le ardieran
dolorosamente las mejillas picadas y llenas de cicatrices. En el
momento de escribir esto.. la condición del joven Cianluca ha mejorado
considerablemen te. Su médico sostiene: "Creemos que es curable, aun
que puede tomar años".

En dosis increíblemente mínimas, medidas en partes por trillón, el
químico puede matar mamíferos. Después de su uso extendido como
defoliante para deforestar en Vietnam, donde miles de hectáreas
devastadas están todavía sumamente contaminadas, los expertos han
llegado a la conclusión de que sus efectos en los humanos (la duración
de los cuales es todavía desconocida) pueden incluir, además de
cloracné y defectos de nacimiento, tumores y posiblemente otros
desórdenes graves. Inclusive, como ahora se teme, el cáncer.

Para quienes escaparon de la nube de veneno, hubo la pena de perder
sus hogares y todas sus posesiones Muchos están obstinados en que
ninguna cantidad de compensación podrá reponer lo que tuvieron alguna
vez. El ama de casa Caterina Rivolta, de 58 años dice: 'Yo daría
cualquier cosa por regresar. Todos nuestros lindos muebles
desaparecieron, y también el jardín que tanto nos gustaba. Mi esposo
y yo ahorramos durante 16 años para comprar nuestra casa. Ahora lo
único que podemos hacer es mirar a través de los boquetes de la barda,
sabiendo que no podemos regresar. Nada, ni siquiera cualquier
cantidad de dinero, reemplazará lo que una vez tuvimos orgullosa
mente".

Además de la angustia que queda, hay todavía rabia entre la gente de
Seveso; rabia no sólo por los estropicios y retrasos que siguieron a
la explosión en ICMESA sino también por el hecho de que nadie, ni
siquiera los trabajadores de la planta, fueron ad vertidos de los
peligros potenciales de los químicos que allí se manejaban. Sin
embargo, ¿quién hubiera podido saber que una extraña reacción daría
como resultado la formación de dioxina mortífera a temperaturas
quemantes de hasta 158 grados centígrados?

El furioso debate sobre lo que debe hacerse para descontaminar
totalmente el área todavía sigue. Mu chos expertos creen que podría
no ser posible nunca. Pero otros han propuesto pasos radicales para
librar al pueblo de su pesadilla. El profesor Chetti, funcionario
regional en jefe de salud de Seveso, dice: "Debimos quemar toda la
zona envenenada. Lo que ocurrió aquí se halla en la misma escala de
Hiroshima. Es una de las catástrofes más horribles del mundo".

Sin embargo, de la solución del profesor Ghetti se mofan otros
expertos, que alegan que arrasar las áreas contaminadas empeoraría el
problema. Argumentan que a temperaturas por debajo de 1,000 grados
centígrados, la dioxina se habría elevado hacia el aire como el humo y
que, finalmente, habría bajado en algún otro lugar.

Así es que la pesadilla continúa. Hoy en día, una calavera con huesos
cruzados ha sido pintada ruda mente bajo la señal de la carretera que
una vez indicaba orgullosamente el nombre del pueblo de Seveso. Los
saqueadores y vándalos, movidos por botines ricos y fáciles a pesar de
exponerse a un peligro increíble poco después de las evacuaciones en
masa, han desaparecido hace mucho, así como los turistas y los
automovilistas que pasan y cuyo comercio mantuvo en progreso al
pueblo: "Nos iba muy bien con los vacacionistas que iban al norte
dice el dueño de una estación de gasolina local, pero ya no. Ni
siquiera se detienen a cargar gasolina, a menos que se les esté
acabando. Y en cuanto a comer aquí, bueno, ¿usted qué haría?"

Mientras tanto, en la Zona A, en medio del montón de veneno lleno de
escombros que una vez fue el corazón de Seveso, las únicas cosas
vivientes que se mueven son los trabajadores descontaminadores con sus
trajes protectores que de vez en cuando incursionan en el área de
devastación y desolación. Ningún animal que se aventure a entrar en
el área dentro de la alta barda sobrevivirá mucho tiempo. Ningún
pájaro canta nunca en el centro del pueblo, porque mientras las
víctimas están todavía milagrosamente vivas, es el pueblo mismo quien
ha muerto.