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ALBARES: EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC 2º...

EL HUNDIMIENTO DEL TITANIC 2º

Carpathia, y el capitán de este último preguntó dos veces a su
operador si había leído correctamente el mensaje, pues no creía que el
"insumergible" Titaníc pudiera hallarse en problemas. Cuando se
confirmó el llamado de auxilio, ordenó a su operador responder que
iría al rescate a toda velocidad, y pidió a sus ingenieros que le
dieran "toda la información que tenían".
Mientras tanto, los camareros del Titanic iban de camarote en
camarote, tocando a las puertas y pidiendo a los ocupantes que se
pusieran ropa adecuada para el frío y se dirigieran a las estaciones
de botes con sus chalecos salvavidas. Todavía ignorantes de la
gravedad de la situación, la mayoría de los pasajeros hicieron lo que
se les pidió, aunque algunos se negaron a salir del calor de sus
camarotes por lo que consideraban simplemente un inesperado y
desconsiderado ejercicio de adiestramiento para evacuación.
Los botes fueron colgados y se dio la orden: " ¡Mujeres y niños
solamente!". Al principio hubo renuencia a abandonar el barco porque
éste parecía tan seguro, tan cómodo comparado con los frágiles botes.
Beesley declararía después: "El mar estaba tranquilo como un lago
interior, excepto por el suave oleaje que no podía provocar movimiento
alguno a un barco del tamaño del Titanic. Permanecer en cubierta, a
muchos metros por encima del agua que golpeaba indolentemente contra
el costado brindaba una sensación de maravillosa seguridad..."
Todos se comportaban de manera calmada, casi indiferente. Hasta ese
momento no había aparecido el pánico que reina en otros barcos en
circunstancias parecidas ante el peligro de perder la vida ahogados;
sólo se presentó una desagradable escena entre los pasajeros de
tercera clase, misma que fue controlada rápidamente por los oficiales.
Finalmente, los botes empezaron a ser cargados de pasajeros y bajados
lentamente, aunque en realidad no los depositaron en el mar, porque el
capitán Smith recibió las respuestas a su señal de socorro,
especial­mente por parte del Carpathía que informó estar a sólo 60
millas de distancia y aseguró que llegaría en cuatro horas. Sin
embargo, el capitán pronto se dió cuenta de que su barco se hundía más
cada minuto que pasaba, y sabía que, al hundirse la proa y levantarse
el estribor sería más difícil bajar los botes, algunos de los cuales
sólo estaban ocupados a la mitad de su capacidad, pues muchas mujeres
se rehusaban a dejar a sus esposos. La esposa de Isador Strauss fue
una de ellas y expresó firmemente: "Donde tú vayas, yo voy". Así,
permanecieron juntos... y murieron juntos.
Mientras los botes chapoteaban abajo, las notas de Nearer My God to
Thee flotaron en la noche, emiti­das por un grupo de músicos del barco
que se había reunido en la cubierta con sus instrumentos. Algunos
pasajeros se unieron al canto, otros miraban fijamente sobre el
costado del barco para echar una última mirada y prolongada vista
hacia los rostros de sus seres amados antes de que se volvieran
indistinguibles en la oscuridad. Las tripulaciones de los botes
salvavi­das estaban integradas casi todas por camareros y fogoneros,
pues los oficiales y casi todos los marineros permanecieron a bordo
para ayudar a los que se quedaban.
Dos horas después de que chocara el trasatlántico, el capitán Smith
ordenó: " ¡Abandonen el barco! ¡Cada hombre por sí mismo!" El
permaneció en el puente y no se le volvió a ver. A pesar de la orden,
Phillips y Bride aún estaban transmitiendo, urgiendo a los barcos que
venían en su rescate para que se apresuraran, hasta que la energía
falló y salieron a cubierta.
Los de los botes miraban hacia atrás al imponente barco que se hundía.
El barco, de casi 300 metros de largo con cuatro enormes chimeneas y
que todavía brillaba con la luz resplandeciente de claraboyas y
salones, ahora estaba bajo por las amuras y hundiéndose despacio pero
perceptiblemente. El ángulo se hizo más abierto al levantarse el
estribor, luego se inclinó hasta alcanzar una posición casi vertical y
permaneció unos momentos así, casi inmóvil. Al balancearse, todas sus
luces se apagaron de repente y se produjo un profundo estruendo cuando
toneladas de maquinaria se cayeron y rompieron hacia la proa. En
seguida el enorme trasatlántico se deslizó hacia ade­lante y hacia
abajo, cerrándose las aguas sobre él como una mortaja.
Poco después de las 04:00 horas, el Carpathia que realizó una
peligrosa carrera en las aguas a una velocidad hasta entonces
desconocida (para él) de 17 nudos, llegó al escenario de la tragedia a
las 08:00 horas había rescatado a los ocupantes de todos los botes.
Con él estaba el California, un trasatlántico que se había detenido
durante la noche a menos de 10 millas del Titaníc y cuyo capitán sería
severamente criticado por no observar los cohetes de auxilio del navío
accidentado.
El mundo entero quedó conmocionado cuando se proporcionó el saldo
final del desastre. De las 2,206 personas a bordo, 1,403 murieron o
desaparecieron; la mayoría eran miembros de la tripulación y pasajeros
varones del mayor desastre marítimo de todos los tiempos. La
investigación dio como resultado la creación de la International Ice
Patrol (Patrulla Internacional del Hielo) así como una reglamentación
más estricta en cuanto a la provisión de suficientes botes salvavidas
para acoger a todas las personas que están a bordo de los barcos.
Datos concretos
Titán (Futility)
Titanic
Pasajeros 2.177 2.227
Botes salvamento 24 20
Tonelaje 70.000 66.000
Longitud 240 mts. 268 mts.
Velocidad Impacto 24 nudos 23 nudos
Número de hélices 3 3
Lugar de partida Southampton Southampton
Lugar de naufragio 400 millas Terranova 400 millas Terranova
Supervivientes 705 605
Eslora 275 mts. 300 mts.
Velocidad máxima 25 nudos 25 nudos
Botes salvavidas 24 20