EL CONTROL BUCAL 1º
UNA NOCHE DE JULIO,
la escribana porteña Valeria Goldman, de 36 años,
comenzó a sentir un dolor muy intenso en un diente. Buscó un
odontólogo en la guía de su obra social y fue a visitarlo. En el
consultorio creyó que iba a terminarse el dolor que ya se había vuelto
insoportable. Le realizaron un tratamiento de conducto de urgencia y
la mandaron a su casa, pero la molestia no cesaba y era cada vez más
fuerte.
Con el correr de las horas, Valeria comenzó a notar una inflamación
generalizada que abarcaba la parte izquierda de ambos maxilares. La
joven volvió al odontólogo, quien le dijo que para hacer cualquier
otra intervención “debía esperar a que se desinflame”
“Esa noche no pude dormir, ni comer. Al día siguiente, ni siquiera fui
a trabajar. Sentía un fuerte dolor desde la boca hasta el oído, como
si se tratara de una otitis. Con una polera intentaba disimular la
hinchazón”, recuerda Valeria.
Una semana después del tratamiento de conducto, la escribana visitó
otro odontólogo, quien decidió internarla de urgencia. La paciente
tenia un edema y una inflamación generalizada que abarcaba La parte
izquierda de ambos maxilares y llegaba hasta debajo del ojo y el oído
izquierdos.
El problema se había originado en un error eL profesional que La
atendió había diagnosticado una pulpitis (inflamación del nervio) en
lugar de una gangrena pulpar (muerte de tejidos por infección). El
tratamiento adecuado para eL problema de Valeria debería haber
consistido en un drenaje de pus y La ingesta de antibióticos. Como
agravante de La situación, el terminado y sellado del tratamiento de
conducto imposibilitó La salida de Los gases de las bacterias
contenidas en La zona afectada, lo que provocó una fuerte hinchazón en
La parte izquierda del maxilar inferior.
Pocas infecciones bucales se vuelven tan peligrosas como La de
Valeria, pero sin duda pueden sen muy riesgosas; en casos graves, La
infección puede pasar a través de La sangre al corazón y poner así en
riesgo la vida del paciente.
YA L0 ASUSTAMOS? Este es el motivo por el cual lo hacemos: todos somos
vulnerables debido a que las bacterias que merodean por nuestra boca
pueden causar caries y enfermedades en Las encías. El problema es que
la mayoría de La gente no advierte eL avance de estas infecciones, ya
que tienen pocos síntomas y casi ningún dolor, pero pueden Llevar a
padecimientos serios. Según estudios recientes, las enfermedades de
encías fueron causa de partos prematuros, dificultades cardiacas,
diabetes y neumonía.
La buena noticia es que, para estos casos, La prevención es un arma
eficaz. EL cepillado regular, el uso de hilo dental y las visitas
periódicas al dentista suelen evitar todos estos problemas.
Las revisiones dentales regulares son importantes también porque Los
odontólogos están capacitados para detectar signos tempranos de
diabetes, de enfermedades cardiacas y de cáncer, además de una
variedad de raras enfermedades de piel y auto inmunes.
Por otra parte, mucha gente visita más a los dentistas que a los
médicos de otras especialidades, por lo cual, con diagnóstico y
tratamiento precoces, pueden hacer mucho más que salvarnos dientes y
encías.
Una epidemia bucal
Gracias a los sistemas para blanquear los dientes, las sonrisas de los
argentinos son ahora más brillantes que nunca. Pero detrás de esos
dientes relucientes, no todo está bien.
La salud bucal ha mejorado bastante en Las últimas décadas: cada vez
más niños tienen selladores dentales; La ncidencia de problemas leves
de encías (gingivitis) ha disminuido y hay un mayor control de Las
caries en dientes permanentes.
Pero hay malas noticias: eL 96,8 por ciento de Los argentinos mayores
de 18 años tiene una enfermedad avanzada de encías conocida como
periodontal; solo 3 de cada 10 adolescentes argentinos se lavan los
dientes, Lo que provoca que casi eL 90 por ciento de ellos tenga
alguna afección dental o gingival que requiere atención odontológica.
La insuficiencia de flùor puede ser causa del problema. Gran parte de
los argentinos vive en comunidades en las que el agua no tiene un
nivel adecuado de flùor, segùn revel6 un estudio de La Confederación
Odontológica de La Republica Argentina (CORA). Hay zonas del Gran
Buenos Aires y de las provincias de Neuquén, Rio Negro, Chubut y del
Noroeste argentino que presentan bajos niveles de fluor en el agua,
mientras que en el son de la provincia de Buenos Aires y en La Pampa
hay un exceso de esa sustancia.
A esto se suma que más de 17 millones de argentinos no tienen obra
social que cubra tratamientos odontológicos, según reveló el último
censo nacional en 2001. Como resultado hay una “epidemia silenciosa”
de enfermedades bucales que amenaza la salud de Los argentinos.
Infecciones fuera de control
En La sala de operaciones del Instituto Argentino de Diagnóstico y
Tratamiento de Buenos Aires, el cirujano dentista Claudio Van Waarde
drenó La infección de Valenia Goldman, Le realizó lavajes con solución
fisiológica estéril durante 45 minutos y le administró en forma
endovenosa cobertura antibiótica.
“Decidimos tomar esa decisión ya que toda infección que se aloje en
las inmediaciones del piso de la boca puede diseminarse rápidamente. Y
si eL paciente presenta alguna enfermedad valvular o algún tipo de
patología en el corazón, puede correr peligro su vida”, dice Van
Waarde.
Para reducir al máximo la posibilidad de complicaciones durante una
operación, Van Waarde advierte sobre una tendencia que está
imponiéndose en La odontología moderna: La realizados de cirugías
bucales en un quirófano y no en el consultorio del profesional. “Tanto
pacientes como odontólogos deben comprender que una cirugía bucal, por
más simple que sea, puede poner en riesgo La vida del paciente”. Y
agrega: “Cualquier complicación de tipo cardiaco, alérgico o
respiratorio, puede ser mejor atendida en un quirófano, además de
manejar más cuidadosamente las cadenas de esterilización. Si el
paciente está en un ambiente adecuado, se disminuye su estrés
operatorio y eL del profesional”.
UNA NOCHE DE JULIO,
la escribana porteña Valeria Goldman, de 36 años,
comenzó a sentir un dolor muy intenso en un diente. Buscó un
odontólogo en la guía de su obra social y fue a visitarlo. En el
consultorio creyó que iba a terminarse el dolor que ya se había vuelto
insoportable. Le realizaron un tratamiento de conducto de urgencia y
la mandaron a su casa, pero la molestia no cesaba y era cada vez más
fuerte.
Con el correr de las horas, Valeria comenzó a notar una inflamación
generalizada que abarcaba la parte izquierda de ambos maxilares. La
joven volvió al odontólogo, quien le dijo que para hacer cualquier
otra intervención “debía esperar a que se desinflame”
“Esa noche no pude dormir, ni comer. Al día siguiente, ni siquiera fui
a trabajar. Sentía un fuerte dolor desde la boca hasta el oído, como
si se tratara de una otitis. Con una polera intentaba disimular la
hinchazón”, recuerda Valeria.
Una semana después del tratamiento de conducto, la escribana visitó
otro odontólogo, quien decidió internarla de urgencia. La paciente
tenia un edema y una inflamación generalizada que abarcaba La parte
izquierda de ambos maxilares y llegaba hasta debajo del ojo y el oído
izquierdos.
El problema se había originado en un error eL profesional que La
atendió había diagnosticado una pulpitis (inflamación del nervio) en
lugar de una gangrena pulpar (muerte de tejidos por infección). El
tratamiento adecuado para eL problema de Valeria debería haber
consistido en un drenaje de pus y La ingesta de antibióticos. Como
agravante de La situación, el terminado y sellado del tratamiento de
conducto imposibilitó La salida de Los gases de las bacterias
contenidas en La zona afectada, lo que provocó una fuerte hinchazón en
La parte izquierda del maxilar inferior.
Pocas infecciones bucales se vuelven tan peligrosas como La de
Valeria, pero sin duda pueden sen muy riesgosas; en casos graves, La
infección puede pasar a través de La sangre al corazón y poner así en
riesgo la vida del paciente.
YA L0 ASUSTAMOS? Este es el motivo por el cual lo hacemos: todos somos
vulnerables debido a que las bacterias que merodean por nuestra boca
pueden causar caries y enfermedades en Las encías. El problema es que
la mayoría de La gente no advierte eL avance de estas infecciones, ya
que tienen pocos síntomas y casi ningún dolor, pero pueden Llevar a
padecimientos serios. Según estudios recientes, las enfermedades de
encías fueron causa de partos prematuros, dificultades cardiacas,
diabetes y neumonía.
La buena noticia es que, para estos casos, La prevención es un arma
eficaz. EL cepillado regular, el uso de hilo dental y las visitas
periódicas al dentista suelen evitar todos estos problemas.
Las revisiones dentales regulares son importantes también porque Los
odontólogos están capacitados para detectar signos tempranos de
diabetes, de enfermedades cardiacas y de cáncer, además de una
variedad de raras enfermedades de piel y auto inmunes.
Por otra parte, mucha gente visita más a los dentistas que a los
médicos de otras especialidades, por lo cual, con diagnóstico y
tratamiento precoces, pueden hacer mucho más que salvarnos dientes y
encías.
Una epidemia bucal
Gracias a los sistemas para blanquear los dientes, las sonrisas de los
argentinos son ahora más brillantes que nunca. Pero detrás de esos
dientes relucientes, no todo está bien.
La salud bucal ha mejorado bastante en Las últimas décadas: cada vez
más niños tienen selladores dentales; La ncidencia de problemas leves
de encías (gingivitis) ha disminuido y hay un mayor control de Las
caries en dientes permanentes.
Pero hay malas noticias: eL 96,8 por ciento de Los argentinos mayores
de 18 años tiene una enfermedad avanzada de encías conocida como
periodontal; solo 3 de cada 10 adolescentes argentinos se lavan los
dientes, Lo que provoca que casi eL 90 por ciento de ellos tenga
alguna afección dental o gingival que requiere atención odontológica.
La insuficiencia de flùor puede ser causa del problema. Gran parte de
los argentinos vive en comunidades en las que el agua no tiene un
nivel adecuado de flùor, segùn revel6 un estudio de La Confederación
Odontológica de La Republica Argentina (CORA). Hay zonas del Gran
Buenos Aires y de las provincias de Neuquén, Rio Negro, Chubut y del
Noroeste argentino que presentan bajos niveles de fluor en el agua,
mientras que en el son de la provincia de Buenos Aires y en La Pampa
hay un exceso de esa sustancia.
A esto se suma que más de 17 millones de argentinos no tienen obra
social que cubra tratamientos odontológicos, según reveló el último
censo nacional en 2001. Como resultado hay una “epidemia silenciosa”
de enfermedades bucales que amenaza la salud de Los argentinos.
Infecciones fuera de control
En La sala de operaciones del Instituto Argentino de Diagnóstico y
Tratamiento de Buenos Aires, el cirujano dentista Claudio Van Waarde
drenó La infección de Valenia Goldman, Le realizó lavajes con solución
fisiológica estéril durante 45 minutos y le administró en forma
endovenosa cobertura antibiótica.
“Decidimos tomar esa decisión ya que toda infección que se aloje en
las inmediaciones del piso de la boca puede diseminarse rápidamente. Y
si eL paciente presenta alguna enfermedad valvular o algún tipo de
patología en el corazón, puede correr peligro su vida”, dice Van
Waarde.
Para reducir al máximo la posibilidad de complicaciones durante una
operación, Van Waarde advierte sobre una tendencia que está
imponiéndose en La odontología moderna: La realizados de cirugías
bucales en un quirófano y no en el consultorio del profesional. “Tanto
pacientes como odontólogos deben comprender que una cirugía bucal, por
más simple que sea, puede poner en riesgo La vida del paciente”. Y
agrega: “Cualquier complicación de tipo cardiaco, alérgico o
respiratorio, puede ser mejor atendida en un quirófano, además de
manejar más cuidadosamente las cadenas de esterilización. Si el
paciente está en un ambiente adecuado, se disminuye su estrés
operatorio y eL del profesional”.