Cuando la serie acabó, en 1987, pocos podían imaginar que Pierce Brosnan acabaría siendo James Bond, aunque nunca ha podido sacudirse del todo de encima al encantador Steele; Doris Roberts, la señora Pierce, ganó luego varios Emmys por ‘Todo el mundo quiere a Raymond‘, y ha sido Stephanie Zimbalist la que ha tenido peor suerte, en cuanto a popularidad, después.