De rapero a egomaníaco en un instante. Todo comenzó en 2006, durante su concierto en el Hammersmith Apollo. Kanye detuvo el show y se dedicó a insultar, con nombres y apellidos, a cada crítico que había hablado mal de sus discos. Desde entonces Kanye ha dejado momentos de bochorno como un alegato antigubernamental durante un telemaratón benéfico, o la humillación a la que sometió a Taylor Swift en los MTV Music Awards.