Es bien conocida la pasión que sientes los británicos por el golf. Pero según cuentan las crónicas esta locura llegó a principios del siglo XX a extremos insospechados. Al parecer durante el reinado del rey Eduardo VII (Londres, 1841-Londres, 1910) los miembros de la Cámara de los Comunes decidieron cambiar el programa parlamentario para poder así descansar los sábados y poder dedicarlos a jugar al golf.