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ALBARES (Guadalajara)

castañera
Foto enviada por IR

REFRANES DE LLUVIA

Agua de febrero, mejor que de enero.
REFRANES DE LLUVIA

Agua de enero, todo el año tiene tempero.
REFRANES DE LLUVIA

Agua de nube, a unos los baja y a otros los sube.
Agua del cielo, el mejor riego.
REFRANES DE LLUVIA

Agua de mediodía, agua para todo el día.
Son los refranes frases en que se condensa la sabiduría popular, y así nada tiene de particular que en Tierra de Campos sean numerosos los que se refieren a la lluvia, ya que de ella depende la abundancia o escasez de las cosechas.

Agua del cielo no hace agujero.
" ¡Castañas! ¡Castañas!
¡Castañas asadas!
¡Castañas! ¡Castañas!
¡Castañas tostadas!
¡Castañas! ¡Castañas!
¡Calientes y sanas!"
Y los niños que salían de la escuela, fueron corriendo
y muchos se quemaron por no esperar un momento.
Cuando terminó de cantarla dijo:
¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y la echaba a la cesta. - ¿No sacas los cuernos? –Pues entonces castañas- y otra a la cesta. Esta vez no se equivocó, volvió a su casa muy contenta con la cesta llena y empezó a asarlas, mientras gritaba:
“Caracol, col, col,
saca los cuernos al sol
que tu madre y tu padre
ya los sacó”
¿Un caracol debajo de un botón,…? - ¡No, así no!- ¿Un caracol se comió una col…? -No, así tampoco- ¿Un caracol en un cajón…? -No, así no- Un caracol se rompió el pantalón…? -No, así tampoco- Hasta que la final se acordó de la canción:
Se dio cuenta que en lugar de castañas había cogido caracoles. Había por todos los sitios: en la mesa, en el suelo, en la pared, y… hasta en el techo… Volvió corriendo al bosque para buscar castañas. Pero… ¿cómo haría para no volver a equivocarse? Pensó, pensó y pensó, hasta que se acordó de una canción que le cantaba su abuela sobre los caracoles, pero no se acordaba:
Empezó a llover y entre las gotas que caían al suelo, la castañera vio una castaña que andaba. - ¿Cómo puede ser?- pensó. - ¡Las castañas no andan!-. Pero… - ¡si tienen cuernos!- gritó. - ¡Las castañas no tiene cuernos!- pensó de nuevo.
Un día vio que había muchas y empezó a recogerlas. - ¡Castaña… a la cesta!– decía muy contenta. - ¡Castaña… a la cesta!– al coger otra. Cuando tuvo la cesta bien llena, se fue a su casa y encendió el fuego para asar las castañas. Pero, … - ¡Ay! ¿Y las castañas? ¿Dónde están?- La cesta estaba completamente vacía. No quedaba ni una.
CALANDRIA LA CASTAÑERA
Calandria, la castañera, vivía en una casa del bosque. No oía bien y no tenía buena vista porque tenía muchos años. Llevaba siempre un gran delantal, un pañuelo en la cabeza, una toquilla de lana y una cesta en la mano. Cuando comenzaba el otoño iba por el bosque recogiendo castañas.