El 19 de mayo de 1780, amplias zonas de Nueva Inglaterra y
Canadá se quedaron a oscuras en pleno día. Algunos suelen explicar el fenómeno en clave mágico-religiosa. 230 años después, la ciencia ha proporcionado una explicación coherente: Un equipo de la Universidad de Missouri concluyó, tras una serie de experimentos, que un gigantesco incendio en una región próxima a Ontario fue lo que provocó que el
cielo se oscureciera de pronto aquel día de mayo.