Era alimentada por el vapor residual de los motores alternos, donde agotaba los restos de presión antes de que pasara a los condensadores.
Seguidamente se encontraban los colosales motores de vapor, tan altos como un edificio de 4 plantas, y por último las salas de vapor.
En está última cubierta se encontraban los engranajes necesarios para mover las dos hélices laterales.