Me parece que después de un año entero sin vida en el
pueblo, salvo en contadas excepciones, como son
semana santa o la
fiesta de octubre, tampoco es ningún esfuerzo aguantar una semana de fiesta, ya que es la única semana que se altera el ritmo normal del pueblo, sin escuchar ruidos, salvo que venga a vender el de la
fruta o el del
pescado...todos queremos que el pueblo tenga más vida, y cuando la tiene también nos molesta, desde luego, no hay manera de quedarnos todos contentos.
Y lo de la
música ... (ver texto completo)