Miro el
rio. Está humillado. El
agua aquí únicamente se adivina y esa desnudez le averguenza. A pesar de que estoy cerca de su origen, en el Gorgotón, deberá esperar a que el agua de las
fuentes que hay a su paso le concedan un caudal que le sustente y le reviva. Pero es este, su tramo más exhausto, el que con más recuerdos me castiga, porque aqui quedaron arrebatadas mañanas y tardes mias.