ROSABEL , este poema se lo hice a tu abuelo Felipe el día que nos dejó.
Ahora somos setenta,
Mañana sesenta y nueve,
En el campo esta la siembre,
Esperando por si llueve.
Si llueve mucho es bueno,
Para el señor de corbata,
Vendrá a verte en un Mercedes,
Tú limpias la cuadra.
Un cirio en cada esquina,
En la puerta un crucifijo,
Cuatro sillas de enea,
Y en un plato seis chorizos.
Desfilan las gentes del pueblo,
Para darte su adios,
No pasaran los señores,
Que chuparon de tú sudor.
Muerte liberadora,
Pones fin a la opresión,
De aquellos trabajadores,
Que lucharon con tesón.
Decía el amigo Lorca, en sus poemas desgarrados, un millón de herreros hacen cadenas para asalariados.
Sergiete con cariño.
Ahora somos setenta,
Mañana sesenta y nueve,
En el campo esta la siembre,
Esperando por si llueve.
Si llueve mucho es bueno,
Para el señor de corbata,
Vendrá a verte en un Mercedes,
Tú limpias la cuadra.
Un cirio en cada esquina,
En la puerta un crucifijo,
Cuatro sillas de enea,
Y en un plato seis chorizos.
Desfilan las gentes del pueblo,
Para darte su adios,
No pasaran los señores,
Que chuparon de tú sudor.
Muerte liberadora,
Pones fin a la opresión,
De aquellos trabajadores,
Que lucharon con tesón.
Decía el amigo Lorca, en sus poemas desgarrados, un millón de herreros hacen cadenas para asalariados.
Sergiete con cariño.