HISTORIAS Y LEYENDAS DE RADA DE HARO,
Tercera Parte, ALEJO Y ENEA.
Bonita y adolescente era Enea, con ganas y apresto de convertirse en mujer, casi todos los días Enea además de ayudar a sus hermanos bajaba ha efectuar el lavado de ropa a un manantial que existía en la aldea, probablemente se refería a la HONTANILLA, mientras Enea lavaba Alejo la contemplaba con admiración y no pocos deseos, era tanta sus ansias, era tan grande su ilusión que tuvo este la obligación de buscar disculpa, para realizar alguna tarea en sitio próximo al manantial en el que ella lavaba. Siendo Alejo buen dominador de cincel y martillo, virtud heredada esta de su ilustre padre, propusose este realizar una grandiosa escultura y escogió como lugar unos riscos, los cuales estaban ubicados por debajo de lo que es actualmente el Ayuntamiento, colindante al corral de la Adela, en el lugar mencionado existía un monumental pedrusco enriscado no inferior a siete metros de largada y tres de diametro.
Comenzó sin pausa ni demora, ha esculpir tan magnanima obra, la cual pasados dos años de trabajo iba configurandose en una bella silueta de mujer, Alejo contemplaba a Enea con deleite y esta sentiase observada por él y acariciada con su mirada.
Continuará proximamente.
Sergiete.
Tercera Parte, ALEJO Y ENEA.
Bonita y adolescente era Enea, con ganas y apresto de convertirse en mujer, casi todos los días Enea además de ayudar a sus hermanos bajaba ha efectuar el lavado de ropa a un manantial que existía en la aldea, probablemente se refería a la HONTANILLA, mientras Enea lavaba Alejo la contemplaba con admiración y no pocos deseos, era tanta sus ansias, era tan grande su ilusión que tuvo este la obligación de buscar disculpa, para realizar alguna tarea en sitio próximo al manantial en el que ella lavaba. Siendo Alejo buen dominador de cincel y martillo, virtud heredada esta de su ilustre padre, propusose este realizar una grandiosa escultura y escogió como lugar unos riscos, los cuales estaban ubicados por debajo de lo que es actualmente el Ayuntamiento, colindante al corral de la Adela, en el lugar mencionado existía un monumental pedrusco enriscado no inferior a siete metros de largada y tres de diametro.
Comenzó sin pausa ni demora, ha esculpir tan magnanima obra, la cual pasados dos años de trabajo iba configurandose en una bella silueta de mujer, Alejo contemplaba a Enea con deleite y esta sentiase observada por él y acariciada con su mirada.
Continuará proximamente.
Sergiete.