HISTORIAS Y LEYENDAS DE RADA DE HARO,
Sexta Parte, ALEJO Y ENEA.
Continua la historia Andrés diciendo, que ha partir de aquel día la Hontanilla dejó de manar agua, con lo cual la charca quedó completamente seca, y las demás mujeres de la aldea no pudieron lavar en aquel lugar.
Corrieron los años y cierto día llegó a Rada un anciano, en busca de posada y herraje para su cansado mulo, venía este anciano de una ciudad llamada Lucobriga, ciusas esta próspera y hermosa.
Llegada la noche compartió mesa y viandas con unos arrieros y dos gañanes de la aldea, los cuales entre dimes y diretes comentaron la historia de Alejo y Enea, ocurrida años atrás, a la cual el anciano prestó gran interés. Efectuando varias preguntas alos compañeros de velada.
Intrigado por el relato, le fué harto difícil conciliar el sueño, pues el también tenía u hijo llamado Alejo, al cual no veía hacía ya más de treinta años.
Deseoso de conocer más detalles, se levantó este antes de la salida del sol y contempló cada uno de los lugares que le relataron durante la cena, quedose el anciano perplejo y sorprendido ante los restos que se conservaban de la estatua cincelada por Alejo.
Sin tarda ni espera, echó mano de sus bártulos, de los cualescogió martillo y escarpa y golpeó el resto de estatua mayor y al golpear de la piedra brotó agua, la sorpresa fué mayúscula, tanto para el anciano como para todos los que rápidamente acudieron al lugar, golpeó el segundo resto mayor y ocurrió exactamente como en el primero también brotó agua, los aldeanos comentaban la estrañeza del caso ocurrido.
Continuará.
Sergiete.
Sexta Parte, ALEJO Y ENEA.
Continua la historia Andrés diciendo, que ha partir de aquel día la Hontanilla dejó de manar agua, con lo cual la charca quedó completamente seca, y las demás mujeres de la aldea no pudieron lavar en aquel lugar.
Corrieron los años y cierto día llegó a Rada un anciano, en busca de posada y herraje para su cansado mulo, venía este anciano de una ciudad llamada Lucobriga, ciusas esta próspera y hermosa.
Llegada la noche compartió mesa y viandas con unos arrieros y dos gañanes de la aldea, los cuales entre dimes y diretes comentaron la historia de Alejo y Enea, ocurrida años atrás, a la cual el anciano prestó gran interés. Efectuando varias preguntas alos compañeros de velada.
Intrigado por el relato, le fué harto difícil conciliar el sueño, pues el también tenía u hijo llamado Alejo, al cual no veía hacía ya más de treinta años.
Deseoso de conocer más detalles, se levantó este antes de la salida del sol y contempló cada uno de los lugares que le relataron durante la cena, quedose el anciano perplejo y sorprendido ante los restos que se conservaban de la estatua cincelada por Alejo.
Sin tarda ni espera, echó mano de sus bártulos, de los cualescogió martillo y escarpa y golpeó el resto de estatua mayor y al golpear de la piedra brotó agua, la sorpresa fué mayúscula, tanto para el anciano como para todos los que rápidamente acudieron al lugar, golpeó el segundo resto mayor y ocurrió exactamente como en el primero también brotó agua, los aldeanos comentaban la estrañeza del caso ocurrido.
Continuará.
Sergiete.