Por mi trabajo hace ya unos pocos años que no he podido disfrutar de las fiestas. Pero aun estando lejos del pueblo, nunca he olvidado las carretillas y ese olor a pólvora que se queda en las calles. Este año, si Dios quiere, estaré con todos vosotros. Decidle al Mingo que me guarde unas docenas.
M.A.P.M.
M.A.P.M.