04/07/2007
Rajoy argumenta la falta de tiempo ante su discurso, dedicado en exclusiva a ETA
El día que Zapatero abandonó a Bambi
ESTHER JAéN
“¡Ya era hora!” fue la frase más repetida entre las filas del Grupo Socialista tras las tres horas que duró el debate mano a mano entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El tono duro y el severo castigo dialéctico que el presidente del Gobierno infligió al líder del PP hicieron las delicias de una bancada socialista demasiado familiarizada con la resignación y el tono habitualmente poco combativo de su jefe de filas.
En esta ocasión, el último Debate sobre el Estado de la Nación, José Luis Rodríguez Zapatero decidió echar mano de toda la agresividad que otrora echaran en falta los suyos y emplearse a fondo con un Mariano Rajoy a quien llegó a augurar que el de ayer sería su último debate, porque “no hay más que ver que le salen sucesores por todos los sitios”.
El primer toque
El presidente del gobierno no citó a Rodrigo Rato, ni a Alberto Ruiz Gallardón, ni siquiera a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que siguió el Debate desde el interior del hemiciclo, en la Tribuna de Autoridades; pero no fue necesario, porque todo el mundo entendió el que se convirtió en el primero de todo un rosario de reproches y ataques a su rival.
Hipocresía pepera
Sin duda, el reproche más esgrimido por Zapatero contra Rajoy se refería a la actitud mantenida por el PP ante el proceso de paz. El presidente le acusaba una y otra vez de lanzar “ignominias”, de actuar con “fariseísmo” y con “doble moral”, mientras la bancada socialista aplaudía y jaleaba a su jefe de filas y desde las filas del PP se le obsequiaba con algunos descalificativos como “majadero” o “mentiroso”. Algunos, como el que fuera hombre de confianza de José María Aznar, Carlos Aragonés, abandonaban el hemiciclo poco después de que Zapatero espetara a Rajoy: “Después de haber dicho que traicionábamos a las víctimas o que estábamos de rodillas ante ETA, dígale a esta tribuna ¿quiere usted colaborar en Navarra con el partido que ha traicionado a las víctimas o, una vez más, lo único que quiere es el poder en la Comunidad Foral de Navarra?”
Con ETA en la boca
Mariano Rajoy, por su parte, no respondió a la pregunta y centró prácticamente todas sus intervenciones en atacar al presidente del gobierno por haber “negociado con ETA”, “utilizado al Parlamento” y “mentir a los españoles”. El líder del PP repetía “usted mintió a los españoles y tiene que dar explicaciones”, mientras desde su bancada aplaudían lo que se convirtió prácticamente en argumento único desde la primera réplica de Rajoy. Si en su primera intervención Mariano Rajoy empleaba 7 páginas de un discurso de 22 en hablar de ETA y el proceso de paz, en las tres siguientes no introdujo prácticamente ningún otro asunto. El líder del PP empezó aventurando que “para avalar su palabra tendría que mostrar las actas de las reuniones con ETA y no espero que lo haga” y terminó exigiendo al Presidente del Gobierno que ponga a disposición del Parlamento esas supuestas actas. En este punto fue Zapatero el que no se dio por aludido y ni se tomó la molestia de hacer referencia a esas hipotéticas actas. La petición de las mismas se convirtió, a juicio de un alto cargo del Gobierno, “en una obsesión de Rajoy, que se ha liado con las actas porque no sabía por dónde salir. Le ha pasado lo mismo que a Borrell con los famosos ‘devengos’”.
¿Falta de tiempo?
Aunque Rajoy llegó a lamentar la falta de tiempo para abordar otros temas, Zapatero le replicó que tiempo tuvo, pero que “no tiene ni agenda ni materia para criticar al gobierno”.
Clara victoria socialista
La sensación de la familia socialista era de victoria, mientras que en el PP se respiraba desconcierto provocado, según algunos de sus dirigentes, por el hecho de que Rajoy no se hubiese “empleado a fondo” contra el presidente del gobierno, ante los ataques recibidos. De hecho, un miembro de la dirección del PP comentaba en los pasillos que su jefe de filas “ni siquiera ha agotado el tiempo y ha regalado un minuto de su turno” en su penúltima intervención. Un miembro de la Ejecutiva socialista describía ese momento de este modo: “Rajoy ha huido de la tribuna, porque ya no sabía qué decir. No se había preparado el debate y no se esperaba la respuesta de Zapatero”.
“Ha machacado a Rajoy”
Al término del cara a cara entre Zapatero y Rajoy, la euforia era manifiesta en las filas socialistas. Un ministro apuntaba que “el jefe ha esperado el momento procesal oportuno para poner a Rajoy en su sitio”, mientras que el portavoz de uno de los grupos de la oposición confesaba: “creo que Zapatero ha estado autocomplaciente en su discurso, pero me quito el sombrero ante la elección del momento procesal y cómo lo ha ejecutado: ha machacado a Rajoy”.
En la barra de un bar
Mientras en los pasillos iba de boca en boca la expresión “el momento procesal”, los dirigentes populares se abstenían de congregar corrillos de periodistas ante las puertas del hemiciclo, como suele ser habitual, algo que fue muy comentado en ese momento. Dos horas más tarde, sin embargo, Rajoy, Acebes y Zaplana congregaban a un grupo de periodistas, pero, eso sí, trasladando su tertulia a un bar cercano. Allí, Rajoy volvió a insistir en su lamento: es que no tenía tiempo y he tenido que optar por un solo tema, el más importante y el que más interesa a los españoles, la negociación con ETA”.
Rajoy argumenta la falta de tiempo ante su discurso, dedicado en exclusiva a ETA
El día que Zapatero abandonó a Bambi
ESTHER JAéN
“¡Ya era hora!” fue la frase más repetida entre las filas del Grupo Socialista tras las tres horas que duró el debate mano a mano entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. El tono duro y el severo castigo dialéctico que el presidente del Gobierno infligió al líder del PP hicieron las delicias de una bancada socialista demasiado familiarizada con la resignación y el tono habitualmente poco combativo de su jefe de filas.
En esta ocasión, el último Debate sobre el Estado de la Nación, José Luis Rodríguez Zapatero decidió echar mano de toda la agresividad que otrora echaran en falta los suyos y emplearse a fondo con un Mariano Rajoy a quien llegó a augurar que el de ayer sería su último debate, porque “no hay más que ver que le salen sucesores por todos los sitios”.
El primer toque
El presidente del gobierno no citó a Rodrigo Rato, ni a Alberto Ruiz Gallardón, ni siquiera a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que siguió el Debate desde el interior del hemiciclo, en la Tribuna de Autoridades; pero no fue necesario, porque todo el mundo entendió el que se convirtió en el primero de todo un rosario de reproches y ataques a su rival.
Hipocresía pepera
Sin duda, el reproche más esgrimido por Zapatero contra Rajoy se refería a la actitud mantenida por el PP ante el proceso de paz. El presidente le acusaba una y otra vez de lanzar “ignominias”, de actuar con “fariseísmo” y con “doble moral”, mientras la bancada socialista aplaudía y jaleaba a su jefe de filas y desde las filas del PP se le obsequiaba con algunos descalificativos como “majadero” o “mentiroso”. Algunos, como el que fuera hombre de confianza de José María Aznar, Carlos Aragonés, abandonaban el hemiciclo poco después de que Zapatero espetara a Rajoy: “Después de haber dicho que traicionábamos a las víctimas o que estábamos de rodillas ante ETA, dígale a esta tribuna ¿quiere usted colaborar en Navarra con el partido que ha traicionado a las víctimas o, una vez más, lo único que quiere es el poder en la Comunidad Foral de Navarra?”
Con ETA en la boca
Mariano Rajoy, por su parte, no respondió a la pregunta y centró prácticamente todas sus intervenciones en atacar al presidente del gobierno por haber “negociado con ETA”, “utilizado al Parlamento” y “mentir a los españoles”. El líder del PP repetía “usted mintió a los españoles y tiene que dar explicaciones”, mientras desde su bancada aplaudían lo que se convirtió prácticamente en argumento único desde la primera réplica de Rajoy. Si en su primera intervención Mariano Rajoy empleaba 7 páginas de un discurso de 22 en hablar de ETA y el proceso de paz, en las tres siguientes no introdujo prácticamente ningún otro asunto. El líder del PP empezó aventurando que “para avalar su palabra tendría que mostrar las actas de las reuniones con ETA y no espero que lo haga” y terminó exigiendo al Presidente del Gobierno que ponga a disposición del Parlamento esas supuestas actas. En este punto fue Zapatero el que no se dio por aludido y ni se tomó la molestia de hacer referencia a esas hipotéticas actas. La petición de las mismas se convirtió, a juicio de un alto cargo del Gobierno, “en una obsesión de Rajoy, que se ha liado con las actas porque no sabía por dónde salir. Le ha pasado lo mismo que a Borrell con los famosos ‘devengos’”.
¿Falta de tiempo?
Aunque Rajoy llegó a lamentar la falta de tiempo para abordar otros temas, Zapatero le replicó que tiempo tuvo, pero que “no tiene ni agenda ni materia para criticar al gobierno”.
Clara victoria socialista
La sensación de la familia socialista era de victoria, mientras que en el PP se respiraba desconcierto provocado, según algunos de sus dirigentes, por el hecho de que Rajoy no se hubiese “empleado a fondo” contra el presidente del gobierno, ante los ataques recibidos. De hecho, un miembro de la dirección del PP comentaba en los pasillos que su jefe de filas “ni siquiera ha agotado el tiempo y ha regalado un minuto de su turno” en su penúltima intervención. Un miembro de la Ejecutiva socialista describía ese momento de este modo: “Rajoy ha huido de la tribuna, porque ya no sabía qué decir. No se había preparado el debate y no se esperaba la respuesta de Zapatero”.
“Ha machacado a Rajoy”
Al término del cara a cara entre Zapatero y Rajoy, la euforia era manifiesta en las filas socialistas. Un ministro apuntaba que “el jefe ha esperado el momento procesal oportuno para poner a Rajoy en su sitio”, mientras que el portavoz de uno de los grupos de la oposición confesaba: “creo que Zapatero ha estado autocomplaciente en su discurso, pero me quito el sombrero ante la elección del momento procesal y cómo lo ha ejecutado: ha machacado a Rajoy”.
En la barra de un bar
Mientras en los pasillos iba de boca en boca la expresión “el momento procesal”, los dirigentes populares se abstenían de congregar corrillos de periodistas ante las puertas del hemiciclo, como suele ser habitual, algo que fue muy comentado en ese momento. Dos horas más tarde, sin embargo, Rajoy, Acebes y Zaplana congregaban a un grupo de periodistas, pero, eso sí, trasladando su tertulia a un bar cercano. Allí, Rajoy volvió a insistir en su lamento: es que no tenía tiempo y he tenido que optar por un solo tema, el más importante y el que más interesa a los españoles, la negociación con ETA”.