Cuando los premios a bombero se los lleva un pirómano
Es paradójico que el anterior jefe de Gobierno haya recibido un premio a la convivencia
La Fundación Miguel ángel Blanco ha otorgado a José María Aznar el premio a la convivencia. Es curioso. O paradójico. Aznar y convivencia son términos en sí mismos contradictorios. Este hombre ha batido todos los records en cuanto a la crispación. Su carrera política es una sucesión de ataques frontales y deliberados, dirigidos casi todos ellos precisamente a la convivencia.
Mientras la mayoría de políticos y ciudadanos españoles procuraban durante la transición recuperar el sentido más profundo del concepto convivencia, trabajando por una Constitución homologable a la de otros países de larga tradición democrática, Aznar –jefe entonces de Alianza Popular en La Rioja- se dedicaba a publicar artículos desestabilizadores, en el diario La Nueva Rioja, singularmente críticos con la apuesta favorable a las libertades que, por fortuna, se oteaba en el horizonte. Los escritos de Aznar cultivaban el catastrofismo. Estaban redactados en clave de pasado, ese pasado que era, ciertamente, el de la dictadura franquista.
El todo vale
Cuando se presentó como candidato –por cierto, cunero- a las elecciones autonómicas de Castilla y León, su campaña se basó en el acoso a su rival, Demetrio Madrid, presidente de esa Comunidad, hasta conseguir su derribo. Le acusó Aznar de corrupción y le señaló con el dedo como prototipo de empresario sin escrúpulos, presto a despedir a los trabajadores. Practicó el todo vale, que caracteriza a la derecha española desde tiempos remotos. Madrid, que tenía una empresa familiar, dimitió. Posteriormente, los jueces dieron la razón al político socialista y hasta alabaron su firme voluntad de que los trabajadores salieran de la crisis empresarial de la mejor manera posible. Nadie escuchó una sola palabra pidiendo al menos disculpas en boca de Aznar.
Alto voltaje
Siendo líder de AP –rebautizada la formación fundada por Fraga Iribarne con el nombre de Partido Popular- entró a saco en la política y cumplió la advertencia que le trasmitió al entonces ministro del Interior, José Luis Corcuera. “Pienso incluir el terrorismo en mi agenda de oposición”, le dijo. Cumplió su palabra aun a costa de provocar una situación volcánica, de alto voltaje. Estuvo a punto de lograr el encarcelamiento de Felipe González. Contó para desarrollar la estrategia de la tensión con la valiosa colaboración de periodistas, jueces y poderosos personajes, algunos tan honorables como Mario Conde, por ejemplo.
Segunda legislatura
¿Partidario de la convivencia quien arremetió con saña y afán de destrucción al Grupo Prisa y amenazó –a través de su portavoz, Miguel ángel Rodríguez- al presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, si no renunciaba a la presidencia de Antena 3 televisión? Aznar, una vez alcanzada la mayoría absoluta en su segunda legislatura, quebró la convivencia con sus gestos autoritarios: desde la reacción frente al Prestige a la boda imperial de su hija. Lo peor vino más tarde con la invasión de Irak y, luego, con la gestión mendaz y torticera de la tragedia del 11-M.
La impudicia de Rosa Díez
Aznar destrozó -hace dos días en Bilbao-, el premio a la convivencia. Sus palabras de agradecimiento por ese galardón, pronunciadas ante más de mil personas enfervorizadas –entre las cuales figuraba la eurodiputada socialista Rosa Díez, quien volvió a exhibir su impudicia-, constituyeron un nuevo tributo a la crispación, al sectarismo más descarado y a la utilización miserable de las víctimas del terrorismo etarra.
Como remate
El ex presidente del Gobierno –el mismo que auspició el diálogo con los terroristas en 1998-99, aunque ahora dé la impresión de que aquella tregua jamás existió- llegó a decir que “la banda terrorista ha tenido suerte”. “ETA ha visto cómo se abría una vía para escapar a su derrota en virtud de un cálculo oportunista y falso (…) del propio Gobierno de la nación”, proclamó Aznar quien como remate, acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de “traición”. ¿Galardón a la convivencia? Ahora resulta que los premios a los bomberos se los lleva un pirómano.
E.S.
Es paradójico que el anterior jefe de Gobierno haya recibido un premio a la convivencia
La Fundación Miguel ángel Blanco ha otorgado a José María Aznar el premio a la convivencia. Es curioso. O paradójico. Aznar y convivencia son términos en sí mismos contradictorios. Este hombre ha batido todos los records en cuanto a la crispación. Su carrera política es una sucesión de ataques frontales y deliberados, dirigidos casi todos ellos precisamente a la convivencia.
Mientras la mayoría de políticos y ciudadanos españoles procuraban durante la transición recuperar el sentido más profundo del concepto convivencia, trabajando por una Constitución homologable a la de otros países de larga tradición democrática, Aznar –jefe entonces de Alianza Popular en La Rioja- se dedicaba a publicar artículos desestabilizadores, en el diario La Nueva Rioja, singularmente críticos con la apuesta favorable a las libertades que, por fortuna, se oteaba en el horizonte. Los escritos de Aznar cultivaban el catastrofismo. Estaban redactados en clave de pasado, ese pasado que era, ciertamente, el de la dictadura franquista.
El todo vale
Cuando se presentó como candidato –por cierto, cunero- a las elecciones autonómicas de Castilla y León, su campaña se basó en el acoso a su rival, Demetrio Madrid, presidente de esa Comunidad, hasta conseguir su derribo. Le acusó Aznar de corrupción y le señaló con el dedo como prototipo de empresario sin escrúpulos, presto a despedir a los trabajadores. Practicó el todo vale, que caracteriza a la derecha española desde tiempos remotos. Madrid, que tenía una empresa familiar, dimitió. Posteriormente, los jueces dieron la razón al político socialista y hasta alabaron su firme voluntad de que los trabajadores salieran de la crisis empresarial de la mejor manera posible. Nadie escuchó una sola palabra pidiendo al menos disculpas en boca de Aznar.
Alto voltaje
Siendo líder de AP –rebautizada la formación fundada por Fraga Iribarne con el nombre de Partido Popular- entró a saco en la política y cumplió la advertencia que le trasmitió al entonces ministro del Interior, José Luis Corcuera. “Pienso incluir el terrorismo en mi agenda de oposición”, le dijo. Cumplió su palabra aun a costa de provocar una situación volcánica, de alto voltaje. Estuvo a punto de lograr el encarcelamiento de Felipe González. Contó para desarrollar la estrategia de la tensión con la valiosa colaboración de periodistas, jueces y poderosos personajes, algunos tan honorables como Mario Conde, por ejemplo.
Segunda legislatura
¿Partidario de la convivencia quien arremetió con saña y afán de destrucción al Grupo Prisa y amenazó –a través de su portavoz, Miguel ángel Rodríguez- al presidente del Grupo Zeta, Antonio Asensio, si no renunciaba a la presidencia de Antena 3 televisión? Aznar, una vez alcanzada la mayoría absoluta en su segunda legislatura, quebró la convivencia con sus gestos autoritarios: desde la reacción frente al Prestige a la boda imperial de su hija. Lo peor vino más tarde con la invasión de Irak y, luego, con la gestión mendaz y torticera de la tragedia del 11-M.
La impudicia de Rosa Díez
Aznar destrozó -hace dos días en Bilbao-, el premio a la convivencia. Sus palabras de agradecimiento por ese galardón, pronunciadas ante más de mil personas enfervorizadas –entre las cuales figuraba la eurodiputada socialista Rosa Díez, quien volvió a exhibir su impudicia-, constituyeron un nuevo tributo a la crispación, al sectarismo más descarado y a la utilización miserable de las víctimas del terrorismo etarra.
Como remate
El ex presidente del Gobierno –el mismo que auspició el diálogo con los terroristas en 1998-99, aunque ahora dé la impresión de que aquella tregua jamás existió- llegó a decir que “la banda terrorista ha tenido suerte”. “ETA ha visto cómo se abría una vía para escapar a su derrota en virtud de un cálculo oportunista y falso (…) del propio Gobierno de la nación”, proclamó Aznar quien como remate, acusó a José Luis Rodríguez Zapatero de “traición”. ¿Galardón a la convivencia? Ahora resulta que los premios a los bomberos se los lleva un pirómano.
E.S.