Se nos tendría que llenar la boca de orgullo, cada vez que mencionaramos el nombre de NUESTRA PATRONA LA VIRGEN DE LA CUESTA; como nos cuida desde su ermita, a la sombra del castillo, que desde allí parece que nos está abrazando a sus hijos, y gual que una madre abraza a su hijo protegiengolo de todo mal que le puedan hacer.