A mencionar el otro día Apolonio el tema de las fiestas y los concursos, me vino a la memoria una anécdota sobre un concurso que gané junto con una prima mía (Juani), que estuvo allí pasando las fiestas. La verdad es que no sé cómo me atreví, por lo tímido que he sido siempre.
Como recordareis sobre la hora de la cena paraba la orquesta, pero antes anunciaron que después de la cena se iba a organizar un concurso de disfraces. El caso es que yo me fuí para casa y una vez terminada la susodicha cena, me dio el ramalazo y le dije a mi prima que participáramos en el concurso. Ella me dijo, vale, ¿pero de qué nos disfrazamos?. Entonces dijo mi madre, yo tengo guardado un vestido de cuando yo era mocita, pues sácalo, le dije yo.
Salí corriendo a casa de Consuelo y le dije a Graci, oye déjame una de esas pelucas que tienes en la peluquería.
Mi madre me pintó los ojos y los labios, me dio colorete en la cara. Me puse el vestido y debajo un sujetador-faja, unos pololos y una medias de esas con un montón de rayas horizontales multicolor, (como las de Pipi Calzaslargas) y mi prima se puso un mono de mi padre.
Nos fuimos por detrás de la ilgesia, por donde vivía "el pinche" y "el chato" (que en paz descansen), hasta la casa del tornero. Allí estaba Emilia (hermana de Carmeli), le pedí unos pendientes que llevaba (de esos de pinzas), aunque en un principio no quería, porque no me conoció.
Cuando oímos que iba a empezar el concurso, nos fuimos a la pista del casino. Allí se me quedaba mirando todo el mundo (no me extraña, con la pinta de "guarra" que llevaba, pues mi madre creo que se excedió con el maquillaje), y de vez en cuando oía que preguntaban ¿quién es esa?, y la otra persona le respondía, no lo sé, será una forastera.
Fueron subiendo al tablao donde se ponía la orquesta todos los que se habían disfrazado, (no éramos muchos, la verdad). Cuando nos tocó subir a mí y a mi prima, al llegar arriba me quité el vestido y qué pinta tendría yo, (con los pololos, el sujetador-faja y las medias multicolor); que el que tocaba la trompeta, de la risa se le iba el aire y no era capaz de tocarla, (la trompeta, mal pensados).
Así es que ganamos el premio que consistía en varias botellas (wisky, ginebra, ron, etc...). Las pusimos en uno de los arriates que bordeaban las pista y más de uno cogió una buena cogorza con el premio, pues nos metíamos en el casino, se pedía una coca cola y luego se acercaba la gente a rellenar con lo que le apetecía.
Espero que aunque largo el relato, esta anécdota os haya servido para soltar alguna sonrisa y haya sido de vuestro agrado.
Recuerdo otra anécdota de ese mismo día que más tarde os contaré.
Un beso para las mozas y un abrazo para los mozos.
Como recordareis sobre la hora de la cena paraba la orquesta, pero antes anunciaron que después de la cena se iba a organizar un concurso de disfraces. El caso es que yo me fuí para casa y una vez terminada la susodicha cena, me dio el ramalazo y le dije a mi prima que participáramos en el concurso. Ella me dijo, vale, ¿pero de qué nos disfrazamos?. Entonces dijo mi madre, yo tengo guardado un vestido de cuando yo era mocita, pues sácalo, le dije yo.
Salí corriendo a casa de Consuelo y le dije a Graci, oye déjame una de esas pelucas que tienes en la peluquería.
Mi madre me pintó los ojos y los labios, me dio colorete en la cara. Me puse el vestido y debajo un sujetador-faja, unos pololos y una medias de esas con un montón de rayas horizontales multicolor, (como las de Pipi Calzaslargas) y mi prima se puso un mono de mi padre.
Nos fuimos por detrás de la ilgesia, por donde vivía "el pinche" y "el chato" (que en paz descansen), hasta la casa del tornero. Allí estaba Emilia (hermana de Carmeli), le pedí unos pendientes que llevaba (de esos de pinzas), aunque en un principio no quería, porque no me conoció.
Cuando oímos que iba a empezar el concurso, nos fuimos a la pista del casino. Allí se me quedaba mirando todo el mundo (no me extraña, con la pinta de "guarra" que llevaba, pues mi madre creo que se excedió con el maquillaje), y de vez en cuando oía que preguntaban ¿quién es esa?, y la otra persona le respondía, no lo sé, será una forastera.
Fueron subiendo al tablao donde se ponía la orquesta todos los que se habían disfrazado, (no éramos muchos, la verdad). Cuando nos tocó subir a mí y a mi prima, al llegar arriba me quité el vestido y qué pinta tendría yo, (con los pololos, el sujetador-faja y las medias multicolor); que el que tocaba la trompeta, de la risa se le iba el aire y no era capaz de tocarla, (la trompeta, mal pensados).
Así es que ganamos el premio que consistía en varias botellas (wisky, ginebra, ron, etc...). Las pusimos en uno de los arriates que bordeaban las pista y más de uno cogió una buena cogorza con el premio, pues nos metíamos en el casino, se pedía una coca cola y luego se acercaba la gente a rellenar con lo que le apetecía.
Espero que aunque largo el relato, esta anécdota os haya servido para soltar alguna sonrisa y haya sido de vuestro agrado.
Recuerdo otra anécdota de ese mismo día que más tarde os contaré.
Un beso para las mozas y un abrazo para los mozos.
Antonío Morón: Ahora comprendo porqué te vi en la calle Chueca el día del orgullo gay, un abrazo chaval
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