Gracias Mariano. Hoy fui al instituto a tomar un café en el recreo oficial. Aquella sala de profesores era lo contrario de lo habitual. La alegría y la charla distendida contando las incidencias de las primeras clases, dieron paso a un silencio casi general y unos rostros serios y tristes. Mañana será otro día y poco a poco habrá que llegar a la normalidad, pero creo que va a costar. Un abrazo