Pepe, tengo que confesarte que yo, antes que árbitro, también fui padre "entendido" cuando jugaba mi hijo, hasta que una chico joven que los entrenaba me sacó los colores y me dijo "si sabes tanto, baja al banquillo y los entrenas tú". A partir de ahí, punto en boca. Luego mi hijo dejó de jugar y empezó a pitar y detrás que fui yo. Ya llevo seis años, y me viene muy bien para hacer algo de ejercicio y, por qué no decirlo, sacarme unos dinerillos para mis caprichos.
Un abrazo.
Un abrazo.
Buenos días Marce. Una cosa es hacer un comentario en momentos puntuales, y otra es darte la matraca por todo. Una anécdota que no voy a olvidar nunca: niños de ocho años, pierden un partido y varios familiares me entero que comentan nada más terminar el partido que "los jugadores están bajo de forma, que lo que necesitan es correr todos los días al menos una hora por un pinar cercano a Potes". Estamos hablando de niños de 8 años no de profesionales ¿eh?, y quien los llevaba era yo, profesor de Educación Física en el Instituto de Potes. Lo malo de todo es que casi nunca se iba de frente para poder contestar, aunque sabía que de nada serviría, pero al menos me quedaría a gusto. Fallos, ¿quien no tiene?, y en un momento dado, si se trata de tu hijo, ¿quien no protesta ante lo que puedes considerar una injusticia?, pero eso es una cosa, y otra distinta es ser tú el entrenador en la grada, sin ninguna responsabilidad. Lo de pitar está bien por todo lo que dices, tienes una "obligación" que sin ella no harías cosas que vienen bien a quien las realiza. Un abrazo y a seguir lo que puedas. Aquí limitaban el arbitraje a los 50 años en fútbol sala, ahora no sé como estará la cosa. Un abrazo.