¡No veais el sustazo que se llevo mi hija con "la gran estampida" de las
vacas, se agarró a mi brazo y no paraba de repetir "vamonos mamá, vamonos que tengo miedo", ¡collones ¡, que me dió miedo hasta a mí.
Ya tiene una "anecdota" que contar a sus hijos, de su "primera
romeria diogenera".