Es que nosotros somos un matrimonio de los clásicos, y cuando vamos al
campo casi siempre llevamos lo mismo.
Claro que según vamos avanzando en edad nos alegraría contar con alguna silla para sentarnos y que la carpa del Perico nos diera
sombra, que ya no están los cuerpos para muchos trotes.
Pero como no la va a llevar, ya no la podré asaltar. Ya habrá otra ocasión.
No compres de esas guarrerías, que Pili siempre echa para que puedan
comer algunos invitados.