3ªPARTE Y ÚLTIMA... la que más me emociona.
Cambiando el tono distendido del escrito, paso al apartado más serio y profundo del relato.
¿cómo era la vida de los mineros y obreros del pueblo?
Tenemos que agradecer su sacrificio y valor, digno de elógio, a todos los hombres y mujeres de nuestro pueblo, que tuvieron que regatear a las épocas de hambre y sortear calamidades durante la postguerra, y que a pesar de la estrechez y austeridad con que les tocó resistir, hicieron de Mina Diógenes un sitio en el que vivir con dignidad.
Penalidades, sacrificios, sinsabores… muchos, innumerables: pero siempre con la serena nobleza y con la altivez envidiable, con que ese obrero hace frente, por temperamento, a las dificultades más arduas.
Eran una gente esforzada… no hay dinero que pague el trabajo del minero, no hay dinero que compense a un ser humano de vivir lejos de la naturaleza, del aire, de la luz, del sol, encerrado; si… encerrado, en la mina, a la cuál, muchas veces tiene que entrar a gatas, arrastrándose por el suelo o quemando sus pulmones en los malditos lavaderos.
Que decir de la mujer diogenera… os diré paisanos/as que…..:
La mujer en la mina juega un papel muy importante dentro de su familia. Primero como compañera o esposa del obrero diogenero, es una mujer heróica, que tiene que sostener una lucha diaria, contra la pobreza, y las privaciones. Tiene que ser la fuerza, que ayude y aliente a su compañero. No le exige nada, es estóica, vive al día, sin temer un futuro, en el cual tal vez, ella sola, tendrá que mantener a su hijos. Su misión es dar amor, atención a su familia, alentar al minero, para hacer más llevadera su existencia, siempre precaria, frágil ante lo inesperado… una avalancha en la mina, un derrumbe, todo puede ser, morir hoy o mañana..
COMO RESUMEN diré que:
Nosotros ya adultos y vosotros jóvenes, tenemos que procurar no perder, la esencia que mamamos de nuestros mayores, de nuestros padres o abuelos. Que sirva de ejemplo para nosotros, todo su esfuerzo, ya que fueron quienes gastaron sus huesos trabajando, pero consiguieron engrandecer su corazón.. Ellos, mejor que nadie, algunos ya desde el cielo, conocen la magia que encierran estos campos, estas encinas, los lugares de trabajo, y como no, esas galerías malditas a muchos metros de profundidad.
Para terminar:
Un emocionado recuerdo a los que se fueron de esta vida. Aquellos que formaron parte de nuestra pequeña historia… Seguro, que desde los balcones del cielo, estáis viendo nuestra romería y los campos verdes llenos de gente. Vosotros, que os encontráis lo más cerca de la Virgen, seréis nuestros enviados, para que nos proteja de la enfermedad y de los malos avatares de la vida. Os echamos de menos…sí, os echamos de menos a todos y os queremos como siempre. No sabemos vivir totalmente sin vosotros, pero lo que si es verdad es que vuestro cariño desde el cielo nos ayuda. A estos pequeños/as…los nietos/as de diogeneros…cuidar desde arriba por ellos, velar por todos y entonar desde los rincones celestiales donde os encontréis, la Salve romera a nuestra y vuestra, Virgen de las Minas.
"Paisanos, paisanas de Mina Diógenes,
hombres y mujeres admirables,
no habéis muerto, y nunca lo haréis,
porque no se muere cuando el corazón deja de latir,
se muere cuando en los recuerdos se deja de existir,
y vosotros estáis presentes...
estáis aquí, en nuestros humildes
recuerdos de antes y de ahora.
Hay quien confunde nostalgia con tristeza, pero no siempre es así. La nostalgia es emoción y sin ella no tendríamos prácticamente recuerdos, y por tanto, no hubiera sido posible revivir este día de nuestra ROMERÍA.
Un fuerte abrazo a todos.
Cambiando el tono distendido del escrito, paso al apartado más serio y profundo del relato.
¿cómo era la vida de los mineros y obreros del pueblo?
Tenemos que agradecer su sacrificio y valor, digno de elógio, a todos los hombres y mujeres de nuestro pueblo, que tuvieron que regatear a las épocas de hambre y sortear calamidades durante la postguerra, y que a pesar de la estrechez y austeridad con que les tocó resistir, hicieron de Mina Diógenes un sitio en el que vivir con dignidad.
Penalidades, sacrificios, sinsabores… muchos, innumerables: pero siempre con la serena nobleza y con la altivez envidiable, con que ese obrero hace frente, por temperamento, a las dificultades más arduas.
Eran una gente esforzada… no hay dinero que pague el trabajo del minero, no hay dinero que compense a un ser humano de vivir lejos de la naturaleza, del aire, de la luz, del sol, encerrado; si… encerrado, en la mina, a la cuál, muchas veces tiene que entrar a gatas, arrastrándose por el suelo o quemando sus pulmones en los malditos lavaderos.
Que decir de la mujer diogenera… os diré paisanos/as que…..:
La mujer en la mina juega un papel muy importante dentro de su familia. Primero como compañera o esposa del obrero diogenero, es una mujer heróica, que tiene que sostener una lucha diaria, contra la pobreza, y las privaciones. Tiene que ser la fuerza, que ayude y aliente a su compañero. No le exige nada, es estóica, vive al día, sin temer un futuro, en el cual tal vez, ella sola, tendrá que mantener a su hijos. Su misión es dar amor, atención a su familia, alentar al minero, para hacer más llevadera su existencia, siempre precaria, frágil ante lo inesperado… una avalancha en la mina, un derrumbe, todo puede ser, morir hoy o mañana..
COMO RESUMEN diré que:
Nosotros ya adultos y vosotros jóvenes, tenemos que procurar no perder, la esencia que mamamos de nuestros mayores, de nuestros padres o abuelos. Que sirva de ejemplo para nosotros, todo su esfuerzo, ya que fueron quienes gastaron sus huesos trabajando, pero consiguieron engrandecer su corazón.. Ellos, mejor que nadie, algunos ya desde el cielo, conocen la magia que encierran estos campos, estas encinas, los lugares de trabajo, y como no, esas galerías malditas a muchos metros de profundidad.
Para terminar:
Un emocionado recuerdo a los que se fueron de esta vida. Aquellos que formaron parte de nuestra pequeña historia… Seguro, que desde los balcones del cielo, estáis viendo nuestra romería y los campos verdes llenos de gente. Vosotros, que os encontráis lo más cerca de la Virgen, seréis nuestros enviados, para que nos proteja de la enfermedad y de los malos avatares de la vida. Os echamos de menos…sí, os echamos de menos a todos y os queremos como siempre. No sabemos vivir totalmente sin vosotros, pero lo que si es verdad es que vuestro cariño desde el cielo nos ayuda. A estos pequeños/as…los nietos/as de diogeneros…cuidar desde arriba por ellos, velar por todos y entonar desde los rincones celestiales donde os encontréis, la Salve romera a nuestra y vuestra, Virgen de las Minas.
"Paisanos, paisanas de Mina Diógenes,
hombres y mujeres admirables,
no habéis muerto, y nunca lo haréis,
porque no se muere cuando el corazón deja de latir,
se muere cuando en los recuerdos se deja de existir,
y vosotros estáis presentes...
estáis aquí, en nuestros humildes
recuerdos de antes y de ahora.
Hay quien confunde nostalgia con tristeza, pero no siempre es así. La nostalgia es emoción y sin ella no tendríamos prácticamente recuerdos, y por tanto, no hubiera sido posible revivir este día de nuestra ROMERÍA.
Un fuerte abrazo a todos.