¿Qué fresco, LuisMi? Como no sea el fresco del aire acondicionado... ¡Vaya día! Claro que si echamos la vista atrás, cuando se recalentaban los techos de las viviendas en Diógenes, no tenían nada que envidiar. Eso sí, por las
noches, tomando el fresquito y contemplando el firmamento poblado de estrellas, era toda una delicia.