Ir a visitar este pueblo porque es un remanso de tranquilidad pero si tenéis que hacer noche no caigáis en la trampa de alojaros en LA ALMAZARA. Pagaréis por una habitación un precio abusivo, pasaréis mucho frio y dormiréis en una cama de otra época. A su favor tiene una almazara preciosa, muy bien conservada y el trato ejemplar de una muchacha, llamada Isabel, que trabaja en la Casa, que hizo lo que pudo por hacernos más agradable la sufrida estancia.