Querido amigo Trobador:
Toda mi vida he creído que una persona vale lo que su palabra, una utopía en este mundo, pero, como siempre me han considerado loco, los locos podemos permitirnos el lujo de creer en utopías.
Sabes de sobra que no me gustan las personas que manipulan su palabra a propósito y no cumplen lo que prometen. Promesas desproporcionadas la mayor parte de las veces. No me gustan las personas con dos varas de medir y que encima van pregonándolo.
A ti te costará medir a veces la vehemencia de tus palabras, pero yo te tengo afecto porque sé que tus palabras tienen un único fin. Y sé que en tu casa sólo hay una vara de medir y que has enjugado muchas lágrimas a gentes desesperadas.
Por eso te lo digo: si te quieren derribar, agárrate a mi mano y déjame que me derriben contigo. Pero, por favor, no les des motivos incuestionables para que nos derriben. Recuerda: por opinar de cuestiones públicas, políticas y religiosas nadie nos puede escabechar en el vigente marco legal.
La inteligencia es la única arma a la que no pueden enfrentarse. Y la inteligencia no la dan ni las carreras ni los puestos de trabajo de alto copete. ¡La inteligencia la da la humildad! Piensa que siendo humildes, ya les tenemos ganado bastante.
Un abrazo.
¡Vaya diíta, madre mía!
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
Toda mi vida he creído que una persona vale lo que su palabra, una utopía en este mundo, pero, como siempre me han considerado loco, los locos podemos permitirnos el lujo de creer en utopías.
Sabes de sobra que no me gustan las personas que manipulan su palabra a propósito y no cumplen lo que prometen. Promesas desproporcionadas la mayor parte de las veces. No me gustan las personas con dos varas de medir y que encima van pregonándolo.
A ti te costará medir a veces la vehemencia de tus palabras, pero yo te tengo afecto porque sé que tus palabras tienen un único fin. Y sé que en tu casa sólo hay una vara de medir y que has enjugado muchas lágrimas a gentes desesperadas.
Por eso te lo digo: si te quieren derribar, agárrate a mi mano y déjame que me derriben contigo. Pero, por favor, no les des motivos incuestionables para que nos derriben. Recuerda: por opinar de cuestiones públicas, políticas y religiosas nadie nos puede escabechar en el vigente marco legal.
La inteligencia es la única arma a la que no pueden enfrentarse. Y la inteligencia no la dan ni las carreras ni los puestos de trabajo de alto copete. ¡La inteligencia la da la humildad! Piensa que siendo humildes, ya les tenemos ganado bastante.
Un abrazo.
¡Vaya diíta, madre mía!
El jardinero de las nubes.
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