Es una alegría, señorita Silvia, que me conozca usted tan bien y que hasta hayamos hecho deporte juntos. Es una alegría incluso que usted me llame ahora “ilustre”, cuando confiesa que antes me insultaba… Como dice, eran cosas de críos y me parece que lo siguen siendo, porque, según usted, estoy a cara descubierta, conocen donde vivo y hasta el colutorio que uso de enjuague bucal… Pues nada, dígaselo cuando lo vea, ¿o sigue siendo cría y seguirá huyendo tras arrojar la piedra? Observo que es algo que tiene muy bien sabido desde sus cosas de cría... Me parece que ya sé de dónde viene algún anónimo que me han enviado a mi correo particular con sus mismas palabras, un anónimo con alguna amenaza grave e insultos a niños y personas ancianas. Es una alegría reconocer asimismo su autoría, señorita Silvia.
¿Dice que soy un látigo? Y hasta con puntas de plomo. El día que mis impuestos tuvieran un destino claro y honrado a lo mejor me volvía suave como el terciopelo. Pero mientras no vea las cosas claras, mis opiniones son mías y no de lo que usted considere.
Siga creyendo en Dios, porque ahí está la clave. Y si no cree, siempre le quedará aprender de los susurros de la serpiente. Piénselo bien: las nubes quedan muy lejos de las guaridas de las serpientes.
Un respetuoso saludo.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
¿Dice que soy un látigo? Y hasta con puntas de plomo. El día que mis impuestos tuvieran un destino claro y honrado a lo mejor me volvía suave como el terciopelo. Pero mientras no vea las cosas claras, mis opiniones son mías y no de lo que usted considere.
Siga creyendo en Dios, porque ahí está la clave. Y si no cree, siempre le quedará aprender de los susurros de la serpiente. Piénselo bien: las nubes quedan muy lejos de las guaridas de las serpientes.
Un respetuoso saludo.
El jardinero de las nubes.
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