Entre le circunstancia de que hoy estoy un poquito pachucho, algunos correos recibidos, los últimos acontecimientos y los recuerdos, lo cierto y verdad es que hoy es un día para sentirme melancólico.
Me han dicho quiénes son los que se han quedado con la portería de la piscina, y sólo he podido recordarlos vestidos de comunión. No he sido capaz de concebir que hoy puedan criticar a esos niños de ayer. Todos tienen derecho a la vida y al trabajo, pero es verdad que Aldea no puede dar pan a todos sus hijos. Nunca pudo. Hubo paisanos que hasta tuvieron que cruzar las fronteras en busca de la subsistencia. El poco trabajo que hay en Aldea es motivo de discordias. El aldeano va en contra del aldeano, y así la barca no puede progresar en su navegación. Es otro motivo para sentirse melancólico.
He visto en mi imaginación a esos niños de antaño que hoy son mirados esquinadamente por haberse hecho con el tan reñido puesto de trabajo temporal. No quiero pensar ni tratar de buscar oscuras maniobras políticas. Los veo tan diáfanamente como los veía ayer. Y eso es todo. Iban a la iglesia, incluso en mañanas de lluvia. Creo que hasta tocaban en la música. Y creo que en mis paseos solitarios, si alguna vez me los cruzaba, yo no les decía nada pero su proximidad me sugería cierta impresión de simpatía.
Y no, no aceptaré que sean puestos en la picota. Antes bien maldeciré la política, que termina por arrebatar la dignidad a las personas. Hoy no quiero ir más allá del recuerdo de esos niños. Hoy estoy febril y puede ser que esté desvariando.
Cierro los ojos, sigo recordándoles y pido perdón por lo absurdo de este mensaje. Algunos correos esperan respuesta, perdónenme que hoy no lo haga.
El jardinero de las nubes.
http://eljardinerodelasnubes. blogspot. com/
Me han dicho quiénes son los que se han quedado con la portería de la piscina, y sólo he podido recordarlos vestidos de comunión. No he sido capaz de concebir que hoy puedan criticar a esos niños de ayer. Todos tienen derecho a la vida y al trabajo, pero es verdad que Aldea no puede dar pan a todos sus hijos. Nunca pudo. Hubo paisanos que hasta tuvieron que cruzar las fronteras en busca de la subsistencia. El poco trabajo que hay en Aldea es motivo de discordias. El aldeano va en contra del aldeano, y así la barca no puede progresar en su navegación. Es otro motivo para sentirse melancólico.
He visto en mi imaginación a esos niños de antaño que hoy son mirados esquinadamente por haberse hecho con el tan reñido puesto de trabajo temporal. No quiero pensar ni tratar de buscar oscuras maniobras políticas. Los veo tan diáfanamente como los veía ayer. Y eso es todo. Iban a la iglesia, incluso en mañanas de lluvia. Creo que hasta tocaban en la música. Y creo que en mis paseos solitarios, si alguna vez me los cruzaba, yo no les decía nada pero su proximidad me sugería cierta impresión de simpatía.
Y no, no aceptaré que sean puestos en la picota. Antes bien maldeciré la política, que termina por arrebatar la dignidad a las personas. Hoy no quiero ir más allá del recuerdo de esos niños. Hoy estoy febril y puede ser que esté desvariando.
Cierro los ojos, sigo recordándoles y pido perdón por lo absurdo de este mensaje. Algunos correos esperan respuesta, perdónenme que hoy no lo haga.
El jardinero de las nubes.
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