Aldea, sólo sé que mi sepultura estará allí, al lado de los míos. Pueblo de los 80, no podré rescatarte del olvido. Ya no queda allí nadie de los que fueron. Todo fue como un árbol que se acabó secando. Pero fue un buen sitio entonces, porque lo que no había lo suplían los sueños. Si pudieran perdonarme los que me tienen que perdonar... Entonces sólo buscaba encontrar allí mi sitio. No fue posible; fui rechazado como un órgano extraño.
Pero el orgullo no puede edificar la vida ni la felicidad. Todos somos valiosos a los ojos de Dios, aun cuando yo me considere la más indigna de todas sus criaturas. Ahora hay que dejarles sitio a los que vienen para que planten nuevos árboles y hagan otras flores comparables a las que se secaron.
Aldea, ofréceme tu sombra y no rompas mi soledad. Sólo me resta una vida y tú me la has hipotecado. No hablaré de palacio, ni de tus costumbres ni de tus fiestas. Sólo hablaré de esa alma que quedó errante por tus rincones. Esa alma suplicante que bebió incontables lunas y astros fugaces de tus cielos.
Aldea, sólo una palabra de cariño y mi vida te será entregada.
Aquí, mientras quieras escucharme, tuyo siempre,
El jardinero de las nubes.
Pero el orgullo no puede edificar la vida ni la felicidad. Todos somos valiosos a los ojos de Dios, aun cuando yo me considere la más indigna de todas sus criaturas. Ahora hay que dejarles sitio a los que vienen para que planten nuevos árboles y hagan otras flores comparables a las que se secaron.
Aldea, ofréceme tu sombra y no rompas mi soledad. Sólo me resta una vida y tú me la has hipotecado. No hablaré de palacio, ni de tus costumbres ni de tus fiestas. Sólo hablaré de esa alma que quedó errante por tus rincones. Esa alma suplicante que bebió incontables lunas y astros fugaces de tus cielos.
Aldea, sólo una palabra de cariño y mi vida te será entregada.
Aquí, mientras quieras escucharme, tuyo siempre,
El jardinero de las nubes.