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ALDEA DEL REY: Paul, Paulo, Pablo... Eres el ojo de la tierra de Aldea...

Paul, Paulo, Pablo... Eres el ojo de la tierra de Aldea del Rey. Por el objetivo de tu cámara, siempre terciada en tu torso velludo, han desfilado casi cuarenta años de historia e imágenes de Aldea. Y si querías rescatar escenas del pasado, te agenciabas un borrico y los oxidados cangilones de una noria y dabas muy bien el pego con tus clichés. Esas manos de tierra sosteniendo patatas sanmigueleñas; esas procesiones; esas ferias de orzas de berenjenas; esas estampas solitarias del casco urbano; esos resoles malva de Corral Moreno; ese Palacio y Convento ultrajados por los siglos; esas sonrisas estereotipadas de los actos y celebraciones sociales; esos campos que igual entregan su virtud al sol ardoroso que a las nubes de turbión... éstas han sido las heridas perpetradas por los disparos de tu arma portentosa, por ese ojo de Alá que todo lo atrapa. Heridas que el tiempo torna de tonalidad sepia pero que jamás cicatrizarán.
Pablo, esos farias que fumabas, delgados cual hebras de viento solano. Tus proverbiales gafas ahumadas y el honor de haber ostentado a edad madura y con gran acierto y atildamiento el pantalón vaquero. Sacas a pasear a tu perrete y tu paseo lo ribeteas con ese "Hasta Luego" que suena como coro de ángeles, pues en tus labios son palabras sinceras y no mera fórmula de saludo. Igual se te encuentra en la Plaza, que en Ciudad Real o en el mercadillo de la Plaza Elíptica de Madrid..., o llevando la alegría cantante en las excursiones de jubilados. Tus ojos son cachos de cielo que han sabido mirar muy bien la vida. Y tus cabellos, donde tanto abundan las eras, son fragmentos de nubes de gloria.
Bendito seas, Pablo, tú y toda tu familia (el perrete incluido). Gracias por tantos momentos de nostalgia rescatada.
Que otros cuarenta años de Aldea o de la Sierra de Cazorla pasen por el ojo de tu cámara.
Un fuerte abrazo.
El jardinero de las nubes.