Querido habichuelillo,
No me importa tanto lo que dices de ese asunto de Madrid como la seguridad de saber que eres tú el que lo ha escrito. Has firmado, y el corazón me dice que eres tú. La emoción me embarga y alguna lágrima se me quiere escapar, ahora que estoy recordando cuando eras niño y yo era... ¡Señor, todas las bendiciones del cielo desciendan sobre este muchacho bueno y sencillo!
Ahora me vienen a la mente esos versos de Tagore:
"Cuando enciendes tu lámpara en el cielo, su luz me da en el rostro y te deja en tus sombras.
Pero cuando enciendo en mi corazón la lámpara del amor, su luz te da a ti, y yo me quedo en sombras."
Ya no no puedo decir más, querido Paco.
El jardinero de las nubes.
No me importa tanto lo que dices de ese asunto de Madrid como la seguridad de saber que eres tú el que lo ha escrito. Has firmado, y el corazón me dice que eres tú. La emoción me embarga y alguna lágrima se me quiere escapar, ahora que estoy recordando cuando eras niño y yo era... ¡Señor, todas las bendiciones del cielo desciendan sobre este muchacho bueno y sencillo!
Ahora me vienen a la mente esos versos de Tagore:
"Cuando enciendes tu lámpara en el cielo, su luz me da en el rostro y te deja en tus sombras.
Pero cuando enciendo en mi corazón la lámpara del amor, su luz te da a ti, y yo me quedo en sombras."
Ya no no puedo decir más, querido Paco.
El jardinero de las nubes.