Compramos energía a futuro

ALDEA DEL REY (Ciudad Real)

El jardinero de las nubes

A media tarde del pasado miércoles, 21 de mayo de 2008, la lluvia suspiraba en el cielo de mi ciudad. Venía yo por la calle, cargado con las bolsas del supermercado. De repente, un pájaro aterrizó a mis pies, como abatido por el rayo. Ya estaba apercibido yo para lanzarle de nuevo a los aires, imaginando a lo primero que se trataba de una golondrina... Pero no, era un simple gorrioncillo.

Los gorriones no son como las golondrinas: pueden levantar el vuelo desde el suelo. A no dudar, le había sucedido ... (ver texto completo)
En una ocasión le preguntaron a Napoleón cuál era el día del cual guardaba un recuerdo inolvidable, y él respondió sin vacilar: "El día de mi Primera Comunión".

Durante estos días de mayo las iglesias y los parques se llenan de palomas de inocencia, y su vista me ha hecho recordar cuando me llegó a mí la vez... hace mucho, mucho tiempo.

Fue el único momento de mi vida en que lucí galones y bellos entorchados, pues mi traje era de almirante de marina. No se me ha olvidado la emoción de hojear ... (ver texto completo)
Si es verdad, Dios amado, que no soy capaz de resistir los encantos de la primavera, que tanto alimenta mi melancolía, entonces es cierto que mi vida es un cautiverio. Si no puedo reír cuando los demás ríen, ni llorar cuando los demás lloran, déjame ser la flor que crezca en el muro de mi prisión. Deja que la alondra me tribute una nota de su arpada lengua en medio de mi desazón y que una hebra de amada cabellera se enrede en mis pétalos manchados de polvo.

En el cielo planean golondrinas. Mis ... (ver texto completo)
En el muy visitado blog de Natalia Gaete, una prestigiosa poetisa chilena, aparece Feliciano Moya en la portado de Hoy día 7 de mayo:

http://antaria. blogspot. com/2008/05/artes-visuales-fel iciano-moya-alcaide. html

la dirección general del blog es:

http://antaria. blogspot. com/

Merece la pena visitarlo, sobre todo aquellos que gusten de las letras y las artes.

El jardinero de las nubes. ... (ver texto completo)
BALADA A LA PRIMAVERA

En aquel entonces no fui capaz de proferir el grito que atraería tu atención. La voz se me quedó ligada a la garganta. Yo desesperaba por que pudieras reparar en el débil destello de mi alma sumida en el silencio de mi pequeña vida melancólica. Pasabas a mi lado, brisa y flor de primavera, y tus ojos buscaban la alegría de tu nombre. Me pasabas de largo, y el silencio de mis labios no era quebrado en tu requerimiento.

Yo gastaba mis horas junto a las ventanas en sombra, ... (ver texto completo)
Me he enterado con sorpresa y ulterior tristeza del fallecimiento de nuestro paisano don Pascual López, para mí el mejor capitán de Armaos que ha conocido Aldea. Aprovecho este medio para hacer testimonio de mi más sentido pésame a su viuda, a su hija y a su nieta.

La verdad es que nunca había hablado con él. Recuerdo que una vez me reprochó cordialmente que me cruzara tantas veces con él y yo no fuera capaz de abrir la boca para saludarle. Una vez le oí hablar en la peluquería de Castellanos, y me pareció un hombre muy sensato. En otra ocasión me prestó una ayuda espontánea (en estos casos se ve la calidad de las personas) y siempre me consideraré en deuda con él. Nunca olvidaré esa ayuda, y en virtud de la misma rezaré por el descanso de su alma y por el consuelo y bienestar de su familia.

Sé que fue un hombre al que la vida puso muy a prueba: conoció el sufrimiento del fallecimiento de su hija mayor, acaecido hace ya casi una década, y se vio en la precisión de ser abuelo y padre a la vez.

Y ha sido abuelo de nuevo, justo cuando daba su último suspiro. De ahí la conmoción que ha sacudido mi alma, hasta el punto de las lágrimas: su hija menor ha tenido que sobreponerse en tiempo real al dolor del fallecimiento de su padre para dar a luz a su bebé. Que Dios los compense, y que nunca deje de proteger a la familia de don Pascual López y a ese bebé que ha nacido en mitad del dolor de su ausencia.

Descanse en paz.

El jardinero de las nubes. ... (ver texto completo)
En julio de 2003 el mercurio del termómetro se disparó. Comentan que fue el verano más caluroso de los últimos cincuenta años. Durante las horas de mayor insolación, no había quien parara en el interior de las casas, pues las paredes irradiaban un calor insufrible.

Harto de bregar en un mar de sudor, encontré un rincón de frescor en el parque al que yo solía ir a pasear. Un banco cercano a una fuente cantarina y bajo la frondosa copa de un pangío. Era una bendición, puesto que los pangíos expelen ... (ver texto completo)
Aldea del Rey es famosa en Chile:
http://antaria. blogspot. com/2008/04/narrativa-el-seor- gardiner-en-pars-i. html

Tengan en cuenta los consejos que nos dio Inocente en este foro.

El jardinero de las nubes.
Anoche, estando en mi lecho presa de cierto desasosiego, oí cómo las gotas de lluvia impactaban sobre los tejados de Madrid. No es que quisiera hacer oficios de Diablo Cojuelo, pero en ese momento me hubiera sido grato recorrer la urbe matritense saltando de tejado en tejado. Me adormecí con el grato pensamiento de que al día siguiente la jornada sería lluviosa.

Nada más lejos de tales previsiones: por la mañana lucía un sol espléndido, si bien el azul del cielo estaba moteado de nubes blancas ... (ver texto completo)
Hacía más de un año que nadie entraba a comprar flores a su sombría tienda. Su pequeña floristería de la rue Martignon. Todas las mañanas pulverizaba las hambrientas corolas con fino aljófar de lluvia.

El mar lloraba a las nubes, y las nubes barnizaban con su llanto los adoquines del puerto de Cherburgo. Los paraguas crecían en las aceras como setas en una pradera empapada por los chubascos de marzo.

Sus flores estaban solas como la luna en el corazón de la lluvia, solas como la mariposa que ... (ver texto completo)
La persiana se quejaba amargamente mientras la alzaba. Los rayos de luz de la mañana atravesaron densas constelaciones de motas de polvo, confiriéndoles a las mismas cierto resplandor de oro neblinoso. Y el cajón estaba allí... Tantos años olvidado, y aún permanecía allí.

El vértigo a enfrentarme a mi primera vida de escritor me hizo caer de espaldas sobre una vieja silla de asiento de enea. En el caballete del muro destellaba una telaraña polvorienta. Dentro del cajón se encontraría..., se encontraría la carpeta de escay verde.

¿Qué tenía de especial esta carpeta verde? Nada que la diferenciara de otras similares, salvo que contenía las frases que creé hacia el final de mi infancia y durante el transcurso de mi adolescencia. En todos mis paseos de búsqueda y soledad iba conmigo la carpeta verde. Si había un pájaro cuyo canto me embelesara; si había una nube con arreboles sangrantes por el atardecer; si había un sueño que anotar, una dulce mirada de jovencita que salvaguardar, una esperanza por la que suspirar; si había una receta mágica que pudiera ayudar a mantener la tristeza apartada; si el azul del cielo traía el recuerdo de un océano apartado; si las estrellas de la noche y los rayos de la luna buscaban el abrigo de una hoja de papel; si Aldea cobraba aspecto de Paraíso Terrenal; si había unos labios que pedían ser comparados a pétalos de flor, si unos cabellos de centeno maduro eran amados por los vientos, si las pieles juveniles tenían el esplendor de la fruta en los árboles; si había un verdor de hierba y un lapislázuli de piscina que proteger de los estragos del tiempo; si había algo que causara hormiguillo en el corazón... Entonces todo ello quedaba capturado en el interior de la carpeta verde, la carpeta de las verdes horas de juventud.

El cajón, de buena madera de cerezo, la había resguardado de la acción envejecedora de décadas implacables. Allí estaba la carpeta, con el mismo aspecto de antaño.

La abrí, y me topé con mis primeras historias ilustradas. Historias de una mente imberbe e idealista. Seguían borradores y cuentos pasados a limpio, el argumento de muchos de ellos ya olvidado. Luego una considerable profusión de poemas, que una vez fueran sometidos a público escarnio y, en consecuencia, yo los repudiara y abandonara injustamente. Reflexiones y hasta alguna que otra sentencia filosófica. Y sueños de amor y deseos de gloria mundana y celestial. En fin, la sangre de un muchacho que no podía ser como los demás, el embrión de sus escrituras de años posteriores.

He cogido la carpeta, y no la he vuelto a meter en el cajón. Necesito aprender algo que antes me afanaba en olvidar.

Ni siquiera he vuelto a bajar la persiana cuando me he ido de la oscura y fría habitación. El sol deseaba redimir, el polvo quería ser redimido.

El jardinero de las nubes. ... (ver texto completo)
Estimada amiga Mª Ángeles:

Me parece muy legítima su observación.

Si lee nuevamente mi texto, podrá apreciar que no me refiero más que a cierta gente que en un tiempo me criticaba por no hacer lo que ellos, críticas muy virulentas por otra parte. Mi texto ha sido como una especie de revancha hacia esa gente en particular; en modo alguno quiero meter en el mismo saco a la totalidad del pueblo. Si usted y otros más se han sentido ofendidos, vayan mis disculpas por delante, habida cuenta de posibles ... (ver texto completo)
He sentido el dolor de vuestras heridas, queridos árboles de Aldea. He oído vuestros estertores. He sentido vuestras lágrimas de savia al contacto de la sierra eléctrica que ha arrebatado la sombra y el aire fresco de nuestros verdes años.

En Aldea prefieren los horrorosos y turísticos carteles rojos, anunciando la venta de Judas, antes que el esplendor de vuestras ramas, repartiendo en silencio y con amor el fluido de la vida, el gas oxígeno que tan generosamente procesabais a cambio de nuestro ... (ver texto completo)
La conciencia me exige reparar una injusticia que cometí hace más de año y medio, fiándome de mi memoria. Entonces la atribuí a cierto señor de Aldea la autoría de un escrito que en su momento me hizo auténtico daño. Revisando recientemente mis archivos, he dado con el escrito en cuestión y he visto que pertenecía a otro autor.

Me permito reproducir el párrafo que hace muchos años me impactó de mala manera:

"... Otros pasan por la vida callados, de puntillas, sin hacer ruido, tratando de evitar ser molestos, pero también sin aportar algo positivo a la vida comunal. Son esos seres grises a los que hay que mirar reiteradamente para percatarnos de que están en nuestra presencia. Se diría que son casi transparentes, que no dan sombra. Y, con seguridad, no hacen historia, aunque están ahí, han nacido, viven, se reproducen y mueren. Cuando son las fiestas, tal vez se atrevan a ponerse su traje más nuevo, a salir a la Plaza, comprarse un helado y oír la música, incluso salen a ver la procesión y se asombran de los cohetes de cada año. Entonces, el resto de los vecinos, se da cuenta de que existen, que no han emigrado o que todavía no se han muerto" (sic).

Por aquellos años, con la lectura de este texto deduje que sólo el enfermo tiene la culpa de su enfermedad. Entonces Internet era un mero experimento, y los tímidos, entre los que me incluyo, no lo tenían fácil para participar en la vida aldeana. Ahora, gracias a Internet, la sombra se ha llenado de luz.

Afortunadamente, el mismo autor dejó escrita una receta de vida en su párrafo final, que ha borrado de mi alma todo anterior resentimiento hacia su escritura:

"La vida, con sus cosas buenas o malas, merece vivirse con intensidad, procurando dar lo que se tiene, aquello de lo que se está dotado, para contribuir, en poco o en mucho, a hacer historia. Los pueblos, para bien o para mal, son movidos por las personas. Procuremos siempre que los pasos que se dan sean firmes, recios y bien sentados, para que el futuro de nuestra comunidad sea un poco mejor. Sólo así nuestra vida y la historia que dejemos tendrá sentido" (sic).

En resumen, quiero pedir perdón públicamente a aquel señor al que le atribuí la autoría de los citados párrafos. Cargué las tintas en su contra sin motivo, y ahora, con las pruebas que he presentado, considero el escrito que le dediqué como inexistente. Perdóneme, señor. Me fiaba de las excelencias de mi memoria, y me he dado cuenta de que la misma es tan imperfecta como mi propia persona.

El jardinero de las nubes. ... (ver texto completo)
DE CÓMO DISFRUTAR CON CATEGORÍA LA SEMANA SANTA EN ALDEA

En un correo reciente, un buen amigo aldeano me ha dado su opinión acerca de los cambios que de unos años a esta parte percibe en la Semana Santa de Aldea del Rey. Según él, se aprecian mesnadas de gentes en las esquinas, mirando el paso de las procesiones, para a punto continuo salir de estampida hacia los bares. Y en no pocas ocasiones se entablan riñas por apropiarse de un velador o un rincón en la barra.

Cuando yo aún pasaba la Semana ... (ver texto completo)