Hola a todos, sí, soy yo, el olmo, no os preocupéis por mí pues soy feliz. Tenéis que saber que bajo mi sombra han concurrido todos vuestros abuelos y que he visto muchas alegrías y oido muchos llantos, y eso me llena de orgullo. Sólo deciros que he dejado alguna semillita por ahí, como todos vosotros sois semilla de aquellos que cobijé y que aunque mi forma no se vea, ahí estoy, implacable, en vuestra memoria y en las sombras ocultas de la plaza. Siempre estaré ahí, con vosotros.