Todo lo que nos llega a el alma, no se olvida.
Lo más sencillo, a veces, es lo más auténtico.
Los recuerdos de infancia, en los días de invierno,
al calor de la lumbre, al hervor del puchero.
Si la nieve caía ¡Era fiesta en el pueblo!
Se vestían de blanco, los tejados y el suelo.
El aire que cortaba el rostro, con su hielo,
era limpio y tenía sabor a caramelo. ... (ver texto completo)
Lo más sencillo, a veces, es lo más auténtico.
Los recuerdos de infancia, en los días de invierno,
al calor de la lumbre, al hervor del puchero.
Si la nieve caía ¡Era fiesta en el pueblo!
Se vestían de blanco, los tejados y el suelo.
El aire que cortaba el rostro, con su hielo,
era limpio y tenía sabor a caramelo. ... (ver texto completo)