CURRO.-
Yo no sé cómo Tiburcio se atreve a circular por esas carreteras con la papas que trinca el mozo, veo la furgoneta, y como me hacía falta que me echara alguien una mano para subir al árbol a colocar la estrella, pues me dirijo hacia ella, y mira por donde me encuentro a Tiburcio con la puerta trasera abierta y sentao, con una botella de rioja en la mano casi vacía mirándola con ojos desencajaos y cantándole:
A las paredes me arrimo
Porque andando me desmayo
Tengo el cuerpo molio
Yo sirviendo de cachondeo
Y tú la culpa has tenio
Vamos que estaba el bicho como pa decirle que me agarrara la escalera, de todas formas por allí llega Andrés, ese sí que podrá ayudarme a terminar de una puñetera vez el dichoso arbolito, las únicas que me han ayudao han sio las niñas de Carmina, que ellas si han disfrutao poniendo bolitas y cintas de colores, ahora que pa el año que viene se van a enterar.
Yo no sé cómo Tiburcio se atreve a circular por esas carreteras con la papas que trinca el mozo, veo la furgoneta, y como me hacía falta que me echara alguien una mano para subir al árbol a colocar la estrella, pues me dirijo hacia ella, y mira por donde me encuentro a Tiburcio con la puerta trasera abierta y sentao, con una botella de rioja en la mano casi vacía mirándola con ojos desencajaos y cantándole:
A las paredes me arrimo
Porque andando me desmayo
Tengo el cuerpo molio
Yo sirviendo de cachondeo
Y tú la culpa has tenio
Vamos que estaba el bicho como pa decirle que me agarrara la escalera, de todas formas por allí llega Andrés, ese sí que podrá ayudarme a terminar de una puñetera vez el dichoso arbolito, las únicas que me han ayudao han sio las niñas de Carmina, que ellas si han disfrutao poniendo bolitas y cintas de colores, ahora que pa el año que viene se van a enterar.
