LA GRAN TRISTEZA
Una inmensa
agua gris, inmóvil, muerta,
Sobre un lúgubre páramo tendida:
A trechos, de algas lívidas cubierta,
Ni un
árbol, ni una
flor, todo sin vida,
Todo sin alma en la extensión desierta.
Un punto blanco sobre el agua muda,
Sobre aquella agua de esplendor desnuda
Se ve brillar en el confín lejano:
Es una garza inconsolable, viuda,
Que emerge como un lirio del
pantano.
¿Entre aquella agua, y en lo más distante,
Esa ave taciturna en qué medita?
No ha sacudido
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