Esta era la
casa dónde crecí rodeada del calor de mi abuela Pepita y mi tía Celsa (la muda). Era el
bar, la
tienda, lugar de encuentro de todo el
pueblo. Agradezco enormemente que a fecha de hoy se pueda seguir leyendo en la
puerta de acceso a la vivienda en un lado de la
piedra se lee BAR y en el otro PEPI, a quién corresponda GRACIAS por no borrar mis recuerdos.