Santillana cuenta con un patrimonio arquitectónico extraordinario. Dentro de la
arquitectura religiosa destaca la
Colegiata de
Santa Juliana, en torno a la que se desarrolló la villa. Hacia los siglos VIII y IX se fundó un primer
monasterio que acogió las reliquias de Santa Juliana, de donde deriva el nombre de Santillana. Alrededor del siglo XII, el monasterio se convirtió en colegiata y, a partir de entonces, los distintos linajes de la villa contribuyeron a engrandecerla. La mayor parte del
edificio es
románico pleno, sobre el que se perciben añadidos renacentistas y barrocos.