ONTANEDA: J. Ramon Castellano: gracias por tus palabras sobre...

Amigos, Ramón C., Félix etc. Comparto vuestro punto de vista con respecto al tal “Nuestro Padre”. Parafraseando un poco a Bécquer podríamos decir que lo nuestro fue un trágico sainete en el que al final de la jornada descubrimos todos que habíamos sido engañados, bien engañados. Si alguno lee ingles le aconsejo el libro: The Untold Story of Rev. Jim Jones and His People. Las similitudes entre la secta de Jones y la “nuestra” son asombrosas: nunca criticar al superior, control total de la mente, el superior siempre tiene la razón, el superior es un enviado de Dios; delatar a quien hablare mal de él, sus deseos deben ser vistos como mandatos y sus mandatos, sean cuales fueren, deben considerarse como venidos de Dios…
Lo que sabíamos de él era sólo lo que él nos decía de sí mismo, y nada más. Y los superiores sabían que había una parte podrida de su vida que no convenía que conociéramos por eso nos prohibían tajantemente hablar con extraños; y por “extraños” se entendía todo mundo fuera de los muros legionarios incluidos, algunos familiares, excompañeros que dejaban la Legión y hasta compañeros seminaristas en la Gregoriana y el Angélico; en lo de “extraños” entraban también libros, revistas y autores no autorizados por ellos, los superiores; y en lo de “extraños” estaban también hasta los pensamientos o dudas que pudiésemos tener sobre cualquier aspecto de la Legión o sus superiores. Uno no podía guardarse eso, todo ese se debía llevar a la mesa de la dirección espiritual o sea: estábamos bajo un control intelectual, físico, y mental total… Jim Jones y su secta a veces parecen quedarse atrás, muy atrás…
Alguien podría decir que tipos como estos, Maciel y Jones no debieron haber nacido nunca. El daño que uno hizo allá en América del Sur fue gravísimo y el daño que el otro ha hecho a la Iglesia ha sido enorme también (alguien ha dicho que muchos encontraron a Cristo gracias a él, pero otros me han dicho mí y han escrito por ahí que fue precisamente por él por quien dejaron no sólo a la Iglesia sino la fe…) amigos, esto es grave, muy grave… y más grave aun cuando sus “hazañas” y “virtudes” son conocidas tan lejos, tan lejos como por acá donde yo me encuentro… triste es decirlo pero hasta las monjas misioneras por acá conocen su nombre… En fin, volviendo a Bécquer, “Lo nuestro fue un sainete…” que en nuestro caso has sido, trágico y triste.

J. Ramon Castellano: gracias por tus palabras sobre lo que escribí arriba de Nuestro Fraude, perdó, de Nuestro Padre. Los encontré hace apenas unos minutos en un sition que hace mucho no frecuento.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
si lo escribí en tu muro de facebook, refleja muy bien el fraude que sufrimos la mayoría de los que fuimos engañados pro esta gente