Francisco de la Vega Casar, más conocido como El Hombre Pez.
La
tradición oral nos cuenta que pasaba horas en esa
roca, viendo el curso del
Río Miera. Durante tres años (otros cronistas hablan de nueve años) tras su regreso de
Cádiz.
Hasta que un día gritó de forma frenética y sus paisanos no pudieron evitar que se lanzara al río para desaparecer para siempre sumergido en sus
aguas.
No se ahogó, simplemente se alejó nadando. (Nunca se volvió a saber de su paradero).
Hay testimonios poco fiables que le vieron, meses y años más tarde por distintos puntos de la costa cantábrica, en especial por
Galicia y Asturia. Pero nada oficial, por más que se le buscó, nunca se halló.