De estilo renacentista, data de finales del siglo XVII, aunque su origen se halla en un
monasterio medieval de finales del siglo XI dedicado a
San Vicente Mártir. La vieja
iglesia prerrománica y
románica se derrumbó en 1617, y en 1669 se encargo la construcción del
edificio actual.
La iglesia, de cabecera poligonal, consta de una sola nave rectangular de tres tramos y
coro alto a los pies. Está cubierta por
bóvedas de crucería
gótica,
ábside poligonal y
espadaña doble, rematada por un
frontón triangular. En un lateral tiene adosada una
capilla.
En su
retablo mayor, obra del
escultor Andrés del Monasterio, se utilizaron por primera vez en
Cantabria las
columnas salomónicas.