COLINDRES

Habitantes: 7.872  Altitud: 10 m.  Gentilicio: Colindrés/a 
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Ayuntamiento:

Alamaeda S/N

Fiestas:

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Virgen del Carmen (16-Julio)
Santiago (25-Julio)
San Ginés (26-Julio)
San Roque (16-Agosto)

Historia:

Existe una leyenda popular que quedó descartada por los investigadores de que su nombre procede de "Collado Lindo", supuestamente el nombre que le daban los romanos durante las guerras cántabras al enclave al tratarse de un collado de poca altitud y muy suave pendiente hacia el mar.
Los primeros vestigios de Colindres se remontan al Neolítico con los dólmenes hallados en la zona. Más tarde, en el año 26 a. C., se asentaron los romanos presumiblemente en Angustina, desde donde se contempla el "Collado Lindo" (leyenda popular sobre la procedencia de la denominación de Colindres).
El nombre aparece por primera vez escrito en la documentación altomedieval que se ha conservado en el Cartulario de Santa María del Puerto (Santoña), se conserva un documento de 805, referido al "concejo de hombres buenos" de la villa de Colindres, 5 constatándose, pues, la génesis de la puebla medieval, probablemente al tiempo de la repoblación de los primeros reyes de la monarquía astur-leonesa y, en todo caso, a partir del año 1000, en que hay un impulso poblador en el territorio oriental de la región de Cantabria. En 1040 aparecen firmando como testigos en la carta de arras del Rey de Navarra, García III de Navarra a su esposa Estefanía los hermanos Vellacoz de Ayala, Lope Velascoz señor en Colindres y Galindo Velacoz señor en Mena. Se supone que eran de la casa condal que dio origen a las de los señores de Vizcaya y Álava, los Haro y los Ayala. Así que Colindres ya era entonces plaza fuerte y villa de asiento señorial.
Como los concejos circundantes, debió de formarse en torno a un pequeño monasterio, el de San Jorge y San Juan, del que se conservan noticias escritas del siglo XI, fecha en la que se donó al Monasterio de Santa María del Puerto (Santoña). En aquella época se demostraba así la devoción.
Sobre las ruinas de este templo se construyó la iglesia de San Juan (siglo XVI), provista por el Abad de Nájera. La parroquia estaba situada en territorios de Laredo, por lo que los pleitos sobre jurisdicción eran continuos, acrecentados por su dependencia civil de Laredo desde que Alfonso VIII así lo dictara en el "Privilegio de Laredo" (1201).
Esta situación cambió casi dos siglos más tarde: Enrique III "el doliente", tuvo que mantener una guerra con Portugal que le endeudó tanto que se vió obligado a ceder Colindres, Limpias y Balmaseda a su Camarero Mayor por 15.000 florines. Los habitantes de estos lugares pagaron la mitad de la deuda para no integrarse en su señorío, por lo que el rey les premió concediéndoles Carta Foral en Segovia el 16 de junio de 1399, pasando a tener derecho de exención de impuestos como los territorios vizcaínos, aunque Colindres nunca formó parte de las Juntas de Balmaseda o de Guernica ni pagó tributo alguno. Este "limbo fiscal" que se disfrutó fue la causa de un pleito que duró 61 años y que culminó con la reforma administrativa de 1833. Trece años después Colindres empezó a pagar y dejó de tener tierras de pastos y posesión sobre todas sus tierras.
En la vida del municipio también tuvieron gran importancia los astilleros de Falgote (1475) 6 que pasaron a ser Reales el 10 de abril de 1618 mediante un acuerdo entre Felipe III y las Hermandad de las Cuatro Villas de Cantabria, hasta hace unas décadas aun había restos de los astilleros. La situación geográfica del lugar lo protegía de las incursiones de piratas y corsarios ingleses, franceses, holandeses, etc.
No hubo tanta suerte en agosto de 1639 cuando, en plena guerra contra Francia, la armada capitaneada por el cardenal de Burdeos (asignado por el propio Cardenal Richelieu) desembarcó en Laredo y pasó luego a Colindres donde se dió muerte al sobrino del cardenal de Burdeos, aunque no se pudo evitar el fuego ni el saqueo hasta que el día 27 de dicho mes los franceses zarparon de madrugada. Ésta no fue la única contienda en la que participó Colindres, lo cierto es que debido a su situación geográfica, tomó parte en todas. Destaca su intervención en la toma de Laredo de febrero de 1814, durante la guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, con el regimiento Monterrey, aportado junto con Laredo.
Más tarde, en las guerras carlistas, su situación entre Santander y Bilbao también fue decisiva, así como también durante la Guerra Civil Española ya que se habían construido bunquers al otro lado de la ría del Asón y el puente giratorio fue bombardeado por la aviación nacional. En Colindres se atrincheraron al menos dos batallones de gudaris en el campo bajo la iglesia de S. Juan (uno de ellos era el batallón cenetista llamado Sacco y Vancetti), que tras recibir órdenes de repliegue por parte del gobierno del Lehendakari José Antonio Aguirre tras acordar el pacto de Santoña con el ejército rebelde, se dirigieron precipitadamente hacia Santoña para embarcarse hacia Bilbao junto con el resto de batallones gudaris que debían proteger la comarca del Asón, tras lo cual fue tomada velozmente y sin ningún contratiempo por las tropas italianas que luchaban en esta parte del frente norte.
De los mencionados astilleros de Falgote salió "la Pinta" y es muy probable que también la "Santa María (nao)". De aquí se llevaron al puerto de Palos, por lo que es bastante seguro que algún marinero colindrés acompañara a Cristóbal Colón en su llegada a América. A este respecto se tiene constancia de un tal Ruy García, pero aún sin corroborar. Y fue aquí donde se hizo también la "Capitana" (1868), capitana en la guerra de Sucesión y la nave más grande de la época con más de 1300 toneladas, 500 más que el mayor navío jamás visto hasta entonces. Para construirlo se invirtieron tantas materias primas que algunos municipios quedaron agotados. Esto, unido a los ataques franceses, obligó al traslado de los astilleros a Guarnizo. Colindres era, y es, un cruce de caminos no sólo entre tierra y mar, también es de paso obligado en el camino de Santiago, razón por la que Carlos I en 1544 ordenó la construcción del hospital que se sostenía gracias al arrendamiento de 30 pies de naranjos. Esta entidad se acogía y curaba a los peregrinos que cruzaban por la "barca de Treto" o por el "Puente del Pelegrín", en Colindres de arriba.
En Colindres la vida diaria se organizaba entorno al mayorazgo, un sistema por el cual se dejaba la casa y las tierras sin partición alguna al primogénito. Éste debía dar cobijo a sus mayores, dote a sus hermanas y estudios o colocación (los segundos se dedicaban al sacerdocio, los terceros al ejército y los demás solían ir a las Indias). No podía vender los bienes familiares y podía ser destituido por "indignidad", es decir: robos, crímenes o cobardía. Los hijos ilegítimos no estaban mal vistos ya que eran muy comunes debido a que los matrimonios eran concertados para reunir tierras. Estos niños se criaban junto a sus hermanos "legítimos" o junto a sus padres clérigos forzosos, y heredaban Hidalguía, condición que les daba ciertos privilegios y la estima de la Corona, decepcionada por la Nobleza. Cada Mayorazgo tenía su zona de enterramiento dentro del templo, donde se colocaban en las celebraciones religiosas. A principios del siglo XIX se prohíbe esta costumbre por constituir un foco de enfermedades, ya que el suelo no estaba ni enlosado ni entarimado y se sentaban directamente sobre él.
Entre estos mayorazgos destacan las luchas fraticidas entre los Agüero y los Velascos (los Giles y los Negretes). A tal extremo llegaron, que los Reyes Católicos prohibieron la asistencia a bodas, bautizos y demás celebraciones (que acababan como el rosario de la aurora) a parientes más lejanos que los de 3º grado, y desmocharon las torres de sendas familias.
Quizá el mayorazgo que alcanzó más poder fue el de Alvarado, proveniente del valle de Aras, con el escudo grabado en el Palacio del Condestable o del Infantado. De esta familia desciende otro clan importante, el de los Castillo Alvarado. Los Hoyo, familia muy ilustre procedente de las montañas de Cantabria, poseyeron numerosas propiedades. El apellido se perdió en 1602 al cruzarse con los Valle Rozadilla de Bárcena de Cicero.
Todas las familias tuvieron cargos e influencia en América como los Cachupines de Laredo, que llegaron a Colindres por enlace con la familia Hoyo. De esta casa se supone que proviene el apelativo peyorativo que se les daba a los españoles en las Indias: "gachupines".
En esta época eran típicos los apellidos toponímicos, es decir, los que adoptaban el nombre del lugar de procedencia, así tenemos a los mayorazgos de: Puerta (perdido en las ramas maternas), Mori, Serna, Rocillo y Gil de la Redonda. Éstos últimos emparentaron con los Bolívar, de origen vasco y asentados en el barrio de Hedino.
Por último, destaca el retiro a finales del siglo XVI de la "madama" flamenca Bárbara Blomberg, madre de Juan de Austria, bastardo del emperador Carlos I. En su juventud había sido una mujer libertina, por lo que al enviudar se trasladó a un convento castellano. A la muerte de su hijo Juan pidió venir a Colindres pues allí la vida le resultaba muy penosa. Aquí residió en la casa de Escobedo, ex–secretario de su difunto hijo, con su otro vástago Conrado de Píramo, su nuera la baronesa de San Martín y sus cuatro nietos, después se trasladó a la localidad de Ambrosero (localidad del municipio de Bárcena de Cicero), donde aún existe el barrio de "la Madama", hasta su muerte. Está enterrada en el monasterio de Montehano.
En el archivo general de las Indias hay gran cantidad de salvoconductos y cartas de embarque (que eran obligatorios) de gentes de Colindres que partieron a las indias como funcionarios, comerciantes, soldados o criados, por lo que es posible que Colindres sufriera una reducción drástica de la población a pesar de que durante el funcionamiento de los astilleros de Falgote, hubo un incremento de la misma ya que vinieron a la villa obreros para los mismos, principalmente de Vizcaya y Guipúzcoa (carpinteros, herreros, calafates, etc.).