BIELVA: Me acuerdo de las albarcas que cuando era crio jugábamos...

Me acuerdo de las albarcas que cuando era crio jugábamos cuando llovía a pisar los círculos llenos de agua que se mantenían en los caminos con las pisadas de las albarcas que terminaban en tres tarugos redondos rematados con una goma en sus extremos y dejaban en sus pisadas unos círculos con agua en su interior con mayor o menor profundidad, dependiendo si eran de mujeres o de hombres y su volumen de peso, pues bien la chavalería jugábamos con nuestras katiuscas de goma a pisarlos dejando libre un pequeño orificio (dependiendo de la maña de cada uno) por donde salía el agua a presión y se lo salpicabas alguno de la pandilla que estuviera al lado, cogiéndose el correspondiente cabreo y riéndonos los demás de tan graciosa hazaña, la releche como le dábamos a la “pelota” para jugar sin la tecnología que hoy nos acompaña. Como de mayor no andaba por Bielva, no practique el caminar con albarcas, que creo que se mantenían los pies bien calentucos con esas zapatillas de andar por casa que se usaban para calzarlas dentro de las albarcas.

La albarca cántabra es un calzado rústico de madera de una pieza, que ha sido utilizado especialmente por el campesinado de la región de Cantabria.

Las partes de que consta la albarca son las siguientes:
Pico: Parte superior delantera.
Papo: Parte delantera o curva frontal.
Capilla: Parte delantera superior que cubre los dedos.
Boca: Abertura de la albarca por donde se introduce el pie.
Flequillo: Rebaje que bordea la boca por la parte superior.
Casa: Cavidad interior que ocupa el pie.
Calcañar: Parte trasera.
Pies: Los tres soportes o tacos inferiores, dos delanteros y uno posterior, para colocar los tarugos.
Tarugos: Suplemento de madera que se coloca en los pies de la albarca y que se va reponiendo cuando se desgastan o rompen al caminar. Suelen estar hechos de madera de avellano o de berroso (roble joven). En las últimas décadas en vez de tarugos se colocan clavos o gomas

Se ignora el comienzo del uso de este calzado en las regiones del norte español (sobre todo en la cántabra) pero ya se citan en un documento de 1657, en el que el rey Felipe IV solicita al Papa la creación de la Diócesis de Santander. En el Catastro del marqués de La Ensenada, año 1752, consta el oficio del albarquero en varios pueblos de la zona occidental de Cantabria.

Dada la humedad del clima de la región, es un calzado muy apropiado para preservar los pies del agua y de la suciedad del suelo de determinadas faenas que se realizan en el establo, en los prados y en las tierras de labranza. Es práctico para caminar por terrenos escabrosos, barrizales, y también por la nieve, debido a que los tarugos dan elevación al pie y prestan agilidad al andar.

Hoy, esta artesanía tan tradicional ha quedado en pocos albarqueros, que solamente hacen albarcas por encargo, destinadas una vez para usarlas y otras como recuerdo típico de la región cántabra, lo mismo en tamaño natural que en pequeño formato.
El oficio de albarquero tiende a desaparecer con los últimos artesanos que hoy quedan en muy pocos pueblos, siendo sustituidos por máquinas, en las que un lector de perfiles recorre la superficie de la albarca a reproducir y va transportando su lectura, por medio de un juego de barras, a unas cuchillas que cortan la madera sobrante y consiguen un perfecto duplicado. Estas albarcas hechas a máquina son las que se pueden comprar hoy en las tiendas, importadas a Cantabria desde otros lugares.

Si bien el uso de las albarcas como calzado se ha visto casi extinto, ello no ha impedido que se considere a este calzado típico del norte, como un recurso cultural y por tanto turístico. Así hace mella el papel de la albarca en el Ecomuseo Saja-Nansa, siendo este calzado típico de esta comarca siglos atrás. El Ecomuseo Saja-Nansa trata de cuidar y mantener estas costumbres, así como conservar y presentar a las nuevas generaciones este conjunto de elementos patrimoniales que tienen por objeto producir y comunicar un cierto conocimiento.

En el Día Infantil de Cantabria, que se celebra en la Magdalena en Santander, se expuso una colección de un centenar de albarcas (de la Asociación Cultural Castro Valnera) que congregó a más de 35.000 personas.
Por ello, la albarca sigue estando presente en diversas asociaciones y fiestas de Cantabria. La Asociación Cultural Castro Valnera es un buen ejemplo de ello, pues reunió un centenar de albarcas, pertenecientes a colecciones privadas, representativas de todas las comarcas cántabras en una muestra única que tuvo una gran repercusión, tanto por el número de visitantes como por el interés demostrado. A la cita acudieron tanto la prensa regional como la nacional. En un acto de colaboración, en el Día Infantil de Cantabria (Fiesta de Interés Turístico Regional) que se celebra en Santander, las piezas que formaban parte de la muestra fueron expuestas en la península de la Magdalena para que pudieran ser admiradas por más de 35.000 personas.

En el año 2006, el Ayuntamiento de Cartes (Cantabria), organizó en Santiago de Cartes el día de la albarca, con motivo de las fiestas de San Cipriano (Fiesta de Interés Turístico Regional)

Fuente: Wikipedia
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
gervasio q leccion pues no sabía yo q tenía tantas partes la albarca, solo sabia yo los tarugos, q los de las mujeres llevaban un trozo de goma y los de los hombres eran de madera terminados en punta. los hombres se las ponían con escarpines q eran muy calentitos, tambien como miguel recuerdo las albarcas en las entradas de las casas pero donde mas recuerdo verlas por ser muchas a la vez era en el portal de la iglesia, yo siempre me preguntaba como conocia cada uno sus albarcas y no se confundian, ... (ver texto completo)